Si usted es de esas personas que cuando ven una cucaracha huyen despavoridas, gritan, se suben a una mesa o cualquier otra expresión del miedo, pare ahora mismo de leer este artículo. Porque lo protagoniza una mujer onubense, de las que tienen fobia a ese impopular bicho, y que tuvo que enfrentarse a sus miedos cuando, de repente, su cocina se llenó de crías de cucarachas.
La señora, que ha pedido mantener su anonimato, llegó a casa después de realizar su compra semanal en un céntrico supermercado de la capital onubense. Según el relato ofrecido a Viva Huelva, comenzó a sacar los productos del carro de la compra, y de repente, el gran susto. Cuando abrió la caja de seis botellines de cerveza para meterlos en la nevera, comenzaron a salir pequeñas cucarachas, crías de este desagradable insecto que invadieron su cocina:"Había un nido en la caja y los bichos, por lo menos 50 ó 60, comenzaron a pasearse por la encimera, y de la encimera al suelo. Yo no sé cómo no me morí en ese momento”.
En otra situación, hubiera huido de la escena de la invasión ‘cucarachil’, “pero me pilló sola en casa y tuve que enfrentarme a ellas”. Así, insecticida en mano, trató de atacar el nido, pero “cuanto más insecticida echaba, más cucarachas salían”. Como ella explica, “al tratarse de crías, se podían meter en cualquier sitio”. Ante esta invasión, esta mujer respiró, salió del susto, presentó la reclamación correspondiente y contrató una empresa de desinsectación para fumigar su vivienda.
Reclamación en Consumo
Más allá del hecho en sí, que a unos podrá parecer una anécdota sin más y a otros un susto de los gordos, el hecho delata “un problema fundamental de higiene”, que se da en otras muchos establecimientos. Así se lo explicaron los miembros de la empresa que contrató para desinsectar su vivienda. “El problema es que no se cumplen las normas de higiene”, le indicaron.
Está claro que difícilmente se puede clarificar si el nido se originó en el almacén del supermercado o venía de fuera, directamente de la fábrica de las cervezas en cuestión. Pero existe un servicio para presentar reclamaciones ante hechos como el aquí descrito. Ella ha hecho uso de ese servicio, el departamento de Consumo de la Junta de Andalucía, presentando la correspondiente hoja de reclamaciones en el supermercado. “En todas las medianas o grandes superficies pasan estas cosas, pero la gente no reclama”, por lo que la protagonista de esta historia asegura que “lo que tiene que hacer todo el mundo es reclamar”.
A ella el susto ya no se lo quita nadie, pero espera paciente la resolución de Consumo para, al menos, recuperar el dinero que tuvo que poner para fumigar su vivienda y el dinero que perdió en lo que compró aquel día: “El carro de la compra fue entero a la basura”.
La afectada facilitó a este periódico el nombre de la cadena de supermercados y del establecimiento en particular donde hizo la compra, y también el de la marca de cervezas que albergaba el nido, pero pidió no hacerlo público para no entorpecer el proceso abierto de reclamación.
Preguntada por si, al menos, la experiencia le ha servido como terapia de choque para vencer la fobia a las cucarachas, su respuesta es tajante: “No. Ni terapia de choque ni nada, después de esto que me ha pasado, ahora me dan más asco que antes”.