Francisco Vázquez Mota lleva doce años lleva de presidente del Club Náutico Casería de Ossio y en la misma pelea, cambiar las instalaciones eternamente provisionales por unas acordes a los nuevos tiempos y que además sean un activo turístico y deportivo para la ciudad.
Ha logrado que todo esté al 75 por ciento del total, contando ya con un local social con todas las garantías, los pantalanes y el desescombro de todo lo que era lo anterior, donde han pasado muy buenos ratos, pero que había que eliminar, además, por imperativo legal.
Lo que falta, sin embargo, es una de las obras principales y posiblemente la que se va a encontrar más impedimentos a pesar de que con esa obra se abre un mundo de posibilidades al único club náutico de La Isla que está en la bahía, a tiro de piedra de Puerto Real y de Cádiz en un triángulo que es una mina.
Falta el dragado del muelle para facilitar la navegabilidad, toda vez que ahora están a expensas de las mareas. Eso repercute en la aceptación del club entre los propietarios de embarcaciones de la Bahía y por ende, en las posibilidades de convertirse en un puerto de referencia en la comarca.
—¿Lo hecho hasta ahora cumple las expectativas, a falta del dragado?
—Las expectativas las cumple. Son 17.000 metros cuadrados la concesión, 10.000 metros de sede y tenemos tres marineros que vigilan las 24 horas. El restaurante también está funcionando y hemos logrado hacer un curso de vela, que teniendo en cuenta como está la situación, nos conformamos.
—Hay que echarle imaginación a la crisis.
—Hay que echarla. También estamos esperando seis óptimis del Patronato de Deportes, porque después de la iniciación a la vela lo que piden los chiquillos es montarse en un velerito ellos solos. Y de ese material estamos pendientes.
—Por que es club náutico y escuela de vela. Esta última sería la parte más municipal.
—Sí. Pero aunque es municipal nosotros estamos aportando también, no sólo con nuestro trabajo, sino la zodiac que necesita el socorrista que la hemos comprado, hemos aportado el raquero que en su día nos lo cedió el Ayuntamiento y parte de equipo, el personal lo estamos poniendo nosotros que también hemos contratado al monitor y al socorrista. Lo que queremos es que esto vaya funcionando.
—Hay una cosa que pregunta la gente y puede ser una pregunta impertinente. ¿Por qué se destina dinero público a un club que es poco más o menos que privado?
—El club no es privado. Está declarado como entidad de interés público sin ánimo de lucro. Quiere decir que si es verdad que los socios tienen algunas bonificaciones, por ejemplo en alquilar las piraguas, las piraguas las ha comprado el Club de Pescadores de la Casería. Nosotros lo que tenemos es una concesión y agradecemos las aportaciones no sólo del Ayuntamiento, sino de la Junta de Andalucía y de la Mancomunidad. Pero nosotros, después de muchísimos años, también hemos puesto nuestros ahorros al servicio del municipio porque es una escuela municipal.
—Y está abierto a cualquier persona.
—A cualquier persona. Cualquiera que quiera alquilar una piragua le va a costar un eurito o dos euritos más, pero no hay limitación ninguna.
—¿Y un atraque?
—Cualquier persona. De hecho, hay atraques libres. El atraque no se compra, se paga una aval que se devuelve cuando se marcha. Sí estamos exigiendo una permanencia mínima, que esté por lo menos seis meses o un año porque el club como tal ha hecho una inversión muy grande cara a los atraques, hemos aportado cien más que ha supuesto una inversión de 420.000 euros de los que tenemos pagados muchísimo más de la mitad.
—O sea, que no todo es dinero público.
—No. Estamos hablando de una inversión de 420.000 euros sin contar lo que hemos aportado al restaurante. Nosotros hemos cogido este edificio sin terminar. Tuvimos que hacer un proyecto de adecuación y todo lo que es mobiliario y la maquinaria la ha pagado el club. Y las licencia de obras, que también se han pagado. Es de justicia decir que agradecemos la aportación del Ayuntamiento y el resto de administraciones, pero ha habido un esfuerzo importantísimo del club de pescadores.
—Y a cambio de esa ayuda se expone al público una escuela de vela y un equipamiento que es beneficioso para todos.
—Estamos pendientes de un convenio con el Ayuntamiento para poner en marcha las escuelas, darle el uso que exige una escuela de vela.
—Hay que desmantelar todo lo antiguo.
—Está desmantelado. Hemos limpiado incluso la orilla.
—Lo malo es que cuando empiecen a quitar cosas de allí también van a quitar el ‘Bartolo’.
—Sería una lástima.
—Estoy de acuerdo. Yo creo que habría que conservarlo como algo turístico, etnológico…
—Yo incluso le comenté una vez Bartolo, que es amigo mío, que una posibilidad era dejar aquello como realmente estaba. Aquello era una defensa, una batería… pues si hay que poner un cañoncito, se pone. Ponerse de acuerdo con Guardia Salinera que sabe mucho sobre eso y adecuarlo. Un ejemplo puede ser el Ventorrillo del Chato. Debajo están las celdas, está conservado, aunque luego sea un restaurante.
—Un poquito de imaginación y un poquito de buena voluntad por parte de Costas, que no suele tener muy buena voluntad con estas cosas. Es muy estricta.
—Bueno…
—El club de la Casería de Ossio es uno de los mejor situados, está en la Bahía. En Puerto Real hay un club y vienen para acá, en Cádiz también… Hay un triángulo de clubes. El gran problema es el dragado. Si hubiera un dragado en condiciones se podía poner en marcha incluso un línea marítima a Cádiz y Rota. Con la cantidad de gente que va a Rota a trabajar.
—Ese proyecto nacería incluso con viabilidad, aunque yo no soy un experto en eso. Pero tengo compañeros que trabajan en Navantia que me dicen que mandan a muchos trabajadores. Y militares que están en la base de Rota.
—Y no tendrían que dar la vuelta en el caso de que la línea partiera de Gallineras ni dar la vuelta por El Puerto de Santa María o coger el catamarán en Cádiz.
—De aquí iría a Cádiz y de Cádiz a Rota.
—¿Y atracaría en el muelle de la Casería? Sería mejor en San Carlos, ¿no?
—En San Carlos, si se prepara el pórtico que existe allí. Pero también habría que dragar.
—El problema es poner de acuerdo a Costas, a Medio Ambiente, al Consorcio de Transportes…
—Medio Ambiente no pone muchas pegas. Lo que exige es que los fangos que se hagan en el dragado se tiren a un vertedero fuera de la Bahía. De hecho, ahora se está dragando en Cádiz y están vertiendo a veinte millas.
—¿Pero cuánto tiempo se lleva hablando del dragado de la Casería? Más de veinte años.
—Y estamos igual. Lleva razón. Y hablando con el jefe de la Demarcación de Costas, Juan Manuel Abarca, me decía que en Madrid se han eliminado proyectos que estaban anunciado y no se ha quitado el de la Casería porque ha dado vergüenza. Lleva tantísimo tiempo que ahora da vergüenza quitarlo. Incluso tiene consignación, pero no está el dinero. Y los expedientes, el derribo de las casetas… todo eso está hecho.
—¿Ha perdido mucho la Casería? La gente antes se bañaba, e incluso el Ayuntamiento ponía allí unos servicios, más que nada de forma testimonial. Ya no los pone, se ve cada vez más fango…
—Cuando se baja por la calle Magallanes, en la parte izquierda se siguen bañando porque es la parte donde hay más arena, hay una playita, aunque no es una gran cantidad de gente. Desde que se abrió Camposoto la gente tira más a un playa más amplia, con más arena.
—¿Cuándo se podrá decir que el náutico de la Casería está al cien por cien?
—Cuando esté ocupado y en funcionamiento, que el verano que viene ya esté con sus cursillos de vela, las tablas de winsurf… que lo utilice el ciudadano.
—Y que todos los atraques estén ocupados. Porque la crisis está teniendo mucho que ver con que queden atraques libres. Y eso impide que el club pueda hacer un presupuesto en condiciones. ¿Cuántos quedan libres?
—Sobre los cien atraques, la mitad.
— ¿Están todos los puertos iguales o sólo el de la Casería?
—Están todos iguales. Con una particularidad. Los precios más baratos están en el club de la Casería. Una embarcación de cinco metros en Elcano paga 150 euros. En el nuestro paga 50 euros.
—Pero tiene el problema de las mareas.
—Tiene es problemilla y la persona tiene que ver si le compensa con el precio. Sí es cierta una cosa, no es que el caño esté totalmente seco, donde se está secando es en la punta, en la Clica. Los que estamos allí no tenemos problemas, nos tomamos un cafelito y salimos una horita más tarde, pero que va nuevo, con esa ilusión, hay veces en que se empecina en salir de bajamar. Que reconozco que es necesario, porque una persona que esté fuera, que esté mala, tiene que entrar con el agua como sea y la navegación tiene que estar operativa en cualquier condición. De todas formas, el problema no es con las mareas medias. Es con los aguajes.
—Usted es un héroe. Haber conseguido que aquello esté ya al 75 por ciento, con lo que tardan las cosas en La Isla.
—No hombre, no soy un héroe. Quiero dar las gracias porque he tenido un equipo de gente, la junta directiva, que se han desvivido por aquello.
—¿Y el Ayuntamiento cómo se ha portado?
—El Ayuntamiento, bien, la verdad. Muchas veces somos las personas, no los colores. Fernando Rodríguez aportó en su día, Manolo Prado… Todos han ido aportando. Ha habido descontrol en todo, muchas diferencias, y sí es verdad que al que le ha tocado la peor parte ha sido a Pascual Junquera, cuando Hispánica dejó el castillo de San Romualdo, casi deja el Club Puente de Hierro y a nosotros nos deja totalmente. Pero a mí me han escuchado cuando le decía a Pascual que el proyecto había que dividirlo en tres partes y lo que no se podía hacer era contratar a una empresa para hacer un trabajo que no era especialista en ese trabajo sino que subcontrata a otra empresa, porque va encareciendo el trabajo. Pero a Pascual le ha tocado la peor parte
—Por mucho que digan tenemos tres clubes náuticos en San Fernando, que siempre se ha dicho que vivía de espaldas al mar aunque todavía lo hace porque tenemos mucha riqueza que no sabemos utilizar. Y me temo mucho que la están utilizando mejor los chiclaneros desde Sancti Petri.
—Son más vivos. Yo creo que hay que echarle un poco de ganas y en la terminología náutica, remar todos en la misma dirección y que la dirección sea la correcta.
—Y que venga el catamarán, que le puede dar mucha vida a la zona y a la ciudad.
—Le puede dar mucha vida. En todas las entrevistas intento explicar esto porque, sinceramente, no lo veo tan difícil. Difícil es cuando hay que hacer un dragado y sacar roca, es más caro y más complicado porque no es lo mismo sacar roca que sacar fango.