La guerra entre capos de la droga ha convertido a esta localidad fronteriza en la más violenta de México, con 1.600 de los 5.600 asesinatos del crimen organizado cometidos en todo el país durante 2008.
Los movimientos de tropas han sido continuos las dos últimas semanas en la ciudad.
Ayer llegaron 3.500 soldados, con lo que suman 8.500 militares en la urbe, de acuerdo al portavoz del Operativo Conjunto Ciudad Juárez, Enrique Torres.
Todos fueron concentrados en la guarnición militar de donde después serán repartidos a los centros de concentración localizados en puntos estratégicos de la ciudad.
El despliegue de soldados y agentes de la policía federal –2.300 de estos últimos– intenta frenar los asesinatos del crimen organizado, que han alcanzado cotas macabras en los últimos meses.
Según expertos, la ciudad es un campo de batalla para los cárteles de Sinaloa y de Juárez, que se la disputa para aumentar su control sobre el tráfico de droga a Estados Unidos.
Durante enero y febrero, la ciudad ha registrado un total de 385 asesinatos atribuidos al crimen organizado. Este mes el número de muertos es de 41, 21 de ellos durante un motín en un penal.
La presencia de los refuerzos de seguridad ha calmado un tanto la situación en la ciudad.
El operativo es el más numeroso de los enviados por el presidente de México, Felipe Calderón a los puntos conflictivos del país, como parte de la cruzada contra el narcotráfico emprendida por el Gobierno.