Del 10 al 12 de enero, en la Sala La Fundición, se representará Petit Pierre, encuadrada dentro del FEST, Festival Internacional de Artes Escénicas de Sevilla, con la dirección de Carles Alfaro e interpretada por Adriana Ozores y Jaume Policarpo. Con la composición y dirección musical de Albert Sanz, cuenta con un equipo técnico formado por Jaume Policarpo, diseño espacio escénico; Víctor Antón, diseño de iluminación; Assad Hassab, diseño gráfico; Samuel Domíngo, fotografía y video; y Juanma Picazo, realización atrezzo y elementos. Los productores son Josep Policarpo y Ángeles González.
Petit Pierre es una obra original de Suzane Lebeau, mujer consagrada al teatro desde su juventud. Sus obras suponen una decidida y arriesgada apuesta de renovación del lenguaje y los contenidos dirigidos al público juvenil.
En la actualidad, la dramaturga cuenta en su activo con más de veinticinco obras originales, tres adaptaciones y numerosas traducciones. Es reconocida como una figura entre los autores quebequenses más representados en el mundo con más de ciento cuarenta producciones representadas en cuatro continentes.
Su enfoque singular se refleja tanto en la riqueza y el rigor de su escritura como en el estilo decididamente contemporáneo de la puesta en escena de las obras montadas por su propia compañía. A lo largo de su fructífera trayectoria ha creado un repertorio imponente de obras originales apelando al poder del evocador teatro.
La obra se basa en el personaje Pierre Avezard, llamado Petit Pierre (1909-1992), un hombre que nació antes de lo previsto, “sin terminar”, como él mismo decía. Medio ciego, casi sordo y mudo, no aprendió nunca a leer ni a escribir. A los siete años le obligaron a dejar la escuela para convertirse en pastor.
En los campos, Petit Pierre observa la naturaleza, los animales, los hombres que trabajan. Observa también que las maquinas invaden la vida cotidiana, que el mundo está en constante mutación. Todo lo que se mueve, sobre patas, sobre ruedas, o de cualquier otra manera, ejerce una verdadera fascinación sobre él.
Solitario, pasa el tiempo analizando, desmenuzando y reproduciendo el movimiento. Mientras el mundo gira en sus momentos más horribles, Petit Pierre pasa casi cuarenta años creando un juego giratorio, una maquina poética de singular belleza y de una tal complejidad mecánica que ni los ingenieros logran explicarla. Obra maestra del arte bruto. El juego giratorio de Petit Pierre es una metáfora inquietante de la evolución de la humanidad en el siglo XX.
La obra se inspira en la biografía de un personaje real cuya conmovedora historia pone en evidencia de manera sencilla, directa y contundente la injustificable capacidad de nuestra sociedad para marginar a todo aquel que no se ciñe a un patrón de normalidad.
Al mismo tiempo nos muestra la generosidad y la nobleza del protagonista, capaz de responder a ese desprecio construyendo un magnífico poema de amor y gratitud hacia las personas y la naturaleza.