Carlos Andrés Cuéllar señaló ayer en una entrevista con la emisora Caracol Radio que antes de dejar las armas vio cómo un general ecuatoriano llegó cerca de un campamento de los rebeldes en Ecuador y les advirtió de que las autoridades iban a realizar un registro en la zona donde estaban atrincherados.
El excombatiente, que perteneció durante siete años al frente 48 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), aseguró que en ese tiempo vio pocos secuestrados, aunque sí bastante droga y armas, muchas procedentes de Venezuela.
“Allá es poca la gente secuestrada, porque allá lo que se mueve es narcotráfico y armamento. Llega mucha gente de todos los países. Gente de Estados Unidos, gente de España, Argentina, de todos lados”, dijo.
Cuéllar precisó que en las filas insurgentes recibió un arma “de alta potencia” procedente de Venezuela y con la que las FARC planean una nueva estrategia de guerra contra los militares colombianos, tipo mortero con un alcance de unos cinco kilómetros, que reemplaza a los cilindros de gas.
Esos “tubos” son parte de la estrategia del máximo comandante guerrillero Guillermo León Sanz, alias Afonso Cano, para atacar “en toda Colombia a los batallones en la frontera”. También identificó a los jefes guerrilleros alias Oliver, Indio Pitufo, Julián Conrado y Tovar, que actúan en territorio ecuatoriano en siete campamentos y con cerca de 200 hombres, y con la complacencia de algunos militares de Ecuador.
“Ecuador es un refugio porque cuando las tropas y la aviación colombiana comienzan a hostigar mucho a la guerrilla entonces de una vez pasan al otro lado”, subrayó Cuéllar.
Varios miembros de las FARC que abandonaron sus filas suelen repetir este tipo de testimonios que acusan a algunas autoridades de Ecuador y Venezuela de ser cómplices de los rebeldes en la zona fronteriza.
