Una nueva formación irrumpe en el panorama musical. Se trata de Montgomery, una banda creada en el año 2013. El proyecto nació en Barcelona en la mente de su fundador Miguel Marín y adoptó forma en Sevilla al reunir al resto de sus componentes.
Está formada por Marín, encargado de darle voz y de producir las bases electrónicas; Miriam Blanch al bajo; Jesús Boscón, guitarra y teclado; Gabi Vargas, guitarra y sintetizadores y Amanda Palma, batería.
Clasificar el estilo que domina a la banda no es fácil, influencias provenientes de la electrónica más experimental, el pop-rock o la música negra orleanniana recorren sus temas, dando lugar a un sin fin de matices. Su impetuosa música derrocha fuerza y energía, pero también elegancia y clase.
Sobre el escenario lucen una estética impecable, los instrumentos más masculinos en manos de las dos mujeres del grupo, aparatos electrónicos que se entremezclan con los instrumentos de toda la vida, sin duda elementos que le confieren esa personalidad tan atractiva que caracteriza a la banda.
Desde que comenzaron a ensayar el pasado enero, todo ha transcurrido a un vertiginoso ritmo. Acción y más acción parece ser su lema. Esta aceleración de los acontecimientos les sirve de motor de motivación. Mongomery es un ser vivo que aprende y se reta día a día. El propio proceso creativo constituye en sí mismo un proceso experimental y de crecimiento.
Su inicio
La primera vez que subieron a un escenario fue en el festival Emergència! en Barcelona, organizado por el Centro De Cultura Contemporánea de Barcelona el pasado 15 de febrero, en el cual tuvieron una gran acogida por parte del público y de la crítica.
Cinco días más tarde tuvimos la suerte de verlos en directo en nuestra ciudad, en la sala de conciertos Malandar.
En mayo estarán en el festival FIM de Vila-seca, en Tarragona y tienen más fechas cerradas, también en la capital hispalense. Será el próximo octubre el mes en el que su primer trabajo discográfico vea la luz. Trabajo muy esperado que seguro colmará las expectativas de los melómanos más exigentes.