La población a la que se dirige este programa es a familias con menores a su cargo en situación de riesgo social, entendiéndose por riesgo toda situación individual social o cultural que obstaculiza el desarrollo normal del niño, así como a unidades familiares con menores con los que se ha adoptado una medida protectora para posibilitar su retorno a su medio familiar.
Las intervenciones se realizan a nivel interdisciplinar y en coordinación con los profesionales de distintos ámbitos (salud, educación, Policía Local, juzgados, servicio de medidas de protección, entre otras instituciones), estableciéndose un plan de intervención psicosocioeducativo y personalizado a cada familia, con objeto de que los menores tengan sus necesidades básicas cubiertas y se garantice la permanencia del menor en su medio familiar.
El protocolo de actuación se inicia con la recepción de casos, que son derivados por diferentes organismos como Servicios Sociales, el servicio de protección del menor, colegios y guarderías, las propias familias y, en menor medida, los centros de salud y otras dependencias como Mujer. Desde este programa se hace especial hincapié en la importancia de estas derivaciones, ya que los que padecen estas situaciones no son capaces de denunciarlos por su corta edad y quienes las infringen no acuden de forma voluntaria a buscar solución.
Monoparentales
La mayor parte de los casos corresponden a familias catalogadas como multiproblemáticas, que son aquellas en las que al menos dos de sus miembros padecen una agrupación de síntomas psicosociales, físicos o psíquicos, tienen tendencia a repetir las problemáticas de manera transgeneracional, están presentes factores de riesgo como retraso madurativo, dificultades en los primeros aprendizajes, absentismo y retraso escolar, dificultades con otros compañeros de la escuela, problemas de conducta y, en adolescentes, fracaso escolar e inicio de comportamientos antisociales.
En cuanto a la tipología de la familia, en la mayoría de los casos se trata de monoparental (46,9 por ciento), aunque también son numerosas las nucleares (30,6 por ciento). En menor medida se encuentran las extensas (10,2 por ciento), reconstituidas (8,2 por ciento) y otros en las que las menores no conviven con los padres biológicos (4,1 por ciento). Además, la situación laboral de los padres suele ser de desempleo o economía sumergida en el caso de la madre (en un 73 por ciento) mientras que un 40 por ciento de los padres se encuentra en paro o con trabajo esporádico.
Bajo nivel educativo
En cuanto al nivel educativo, los padres apenas han cursado estudios y su nivel cultural es medio/bajo. Suelen mostrar poco interés por los estudios y la formación de sus hijos.
Con respecto al tipo de maltrato detectado casi en el 35 por ciento de los casos atendidos se ha constatado la existencia de una situación de abandono emocional, acompañada muy de cerca por el abandono físico, en un 32 por ciento de los casos. Ambos tipos suelen ir ligados. En un 10 por ciento se ha registrado maltrato emocional, en un 4 por ciento maltrato físico y en otro 4 por ciento indicios de agresión sexual. De los restantes atendidos, en el 14,3 por ciento de ellos no se ha percibido ninguna situación de maltrato u abandono una vez realizado el estudio de la situación.
Los indicadores de riesgo suelen ser higiene deficiente, vestido inapropiado, alimentación inadecuada, necesidades médicas no atendidas o faltas a clase.
Desde este programa municipal se han conseguido solucionar satisfactoriamente el 48 por ciento de los casos,