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Sábado 16/11/2024
 

El Puerto

“Las buenas personas no salen de la nada, hay que pulirlas como a un diamante”

Pablo David Ortiz Monís, portuense nacido el 17 de marzo de 1992, ha intentado aunar su actividad profesional con otras actividades de carácter más filantrópicas, ya sean de mayor o menor repercusión. Este joven portuense cursó sus estudios en dos conocidos centros de la ciudad y a los que guarda un

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  • Premio. -

Pablo David Ortiz Monís, portuense nacido el 17 de marzo de 1992, ha intentado aunar su actividad profesional con otras actividades de carácter más filantrópicas, ya sean de mayor o menor repercusión. Este joven portuense cursó sus estudios en dos conocidos centros de la ciudad y a los que guarda un gran cariño: Nuestra Señora de Lourdes, más conocido como “Las Esclavas”, y su instituto, el I.E.S Santo Domingo.

Actualmente este joven cursa el grado de Estudios Ingleses en la Facultad de Filosofía y Letras en Cádiz, actividad que compagina con su segundo año de voluntariado por la cual ha recibido recientemente el premio del Consejo Social de la UCA a la Implicación Social, además de su actividad dramática en Grupo Trovadores, del que es miembro fundador.

Pablo David, ¿cómo surge el premio otorgado por la UCA?

-Lo cierto es que yo no estuve muy implicado con el proceso de selección ni con la nominación. La información del premio me vino por dos fuentes principales, por Joaquín Bustamante y Manuel Ángel, que son los supervisores del proyecto y por cierta parte del vicerrectorado. Lo cierto es que es el primer premio que me dan de este tipo y con este peso por lo que estoy muy feliz. Si no llega a ser por ellos no me hubiera ni presentado seguramente.

Tiene que ser un orgullo para tus padres y familia ver reconocido el esfuerzo

-Eso espero, la verdad. En gran medida este premio es suyo también, pues esto es un premio a la persona en sí y su actitud con otras personas. Es algo que no se aprende en los libros, se aprende por ver a las personas a las que tienes cariño portarse como es debido. Y creo que este premio reconoce esa labor que hay y la dedicación de esos años pasados y venideros. Otros que también tienen mucho peso en esto son mis amigos. Las buenas personas no salen de la nada, hay que pulirlas como a un diamante.

Además de tus estudios, eres miembro fundador del Grupo Trovadores

-Se hace lo que se puede. Siempre tuve el gusanillo del teatro, especialmente cuando Emilio Flor me dio clases de Latín y me habló del grupo Balbo, pero nunca llegué a dar el paso de meterme. El grupo de teatro surgió de una amiga mía, Julia Rincón, y cuando me habló del proyecto no puede resistirme a intentarlo.

Y la verdad que no tengo tanta experiencia como otros compañeros, pero me ayudan en gran medida a desarrollar mi capacidad para hablar en público. Llevamos cuatro años representando comedias e intentamos mejorar poco a poco. Pero ante todo somos un grupo de amigos y esperemos que siga siendo así.

¿Cuáles son los siguientes proyectos con el grupo?

-La verdad es que no puedo hablar mucho de esos futuros proyectos pues están bajo secreto de sumario, pero son muy buenos y esperamos que la gente pueda disfrutar y reírse con nosotros, o de nosotros. Este año hemos retomado “El Enfermo Imaginario” de Moliere, bajo la dirección de Enrique Manuel Atalaya, Kike. El montaje trae grandes sorpresas y estaremos actuando por algunos institutos.

Qué mensaje te gustaría transmitir a los jóvenes… y a sus padres

-No todo en la vida es estudio. El estudio es un pilar muy importante en la sociedad actual, pero hemos descuidado el compañerismo y tirar todos juntos. Hemos sustituido el contacto, las buenas acciones y nos hemos vuelto demasiado cerrados. A los jóvenes les digo que no se agobien, todo viene a su tiempo y el esfuerzo siempre se ve recompensado, esta frase se la tengo que copiar a mi amigo Pablo Marín.

Y a los padres les digo principalmente dos cosas, primero, que no agobien a sus hijos, pues esto a veces es más contraproducente que favorable, y que no culpen a los profesores por la educación de los hijos. Los profesores nos inculcan los conocimientos enciclopédicos y algo de educación, pero son los padres los que deben educar a sus hijos para que afronten la vida de la mejor manera posible. Y nunca es tarde para ponerse a aprender.

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