Ni los más viejos del lugar recordaban tanto bullicio y júbilo como el que ayer se vivió en el barrio de San Ildefonso. La salida procesional de las imágenes de la Oración en el Huerto y de María Santísima de los Desamparados (Congregación de la Vera Cruz) congregó ayer a una muchedumbre que se echó a la calle animada por un precoz tiempo estival y, sobre todo, atraída por una de las procesiones más castizas de Jaén.
Pasaban unos minutos de las seis de la tarde cuando los aplausos de una multitud recibían a la imagen de la Oración en el Huerto, que simboliza al momento en el que Cristo se dirige al monte de los olivos acompañado de sus discípulos a orar afanósamente, suplicándole al Padre que aleje de Él ese Cáliz y sudando sangre ante la desesperación. La imponente talla, realizada en 1918 y restaurada en 1971 e inspirada en el escultor Francisco Salcillo, estrenaba este Domingo de Ramos un tercer apóstol, gracias a la donación de un particular. Ayer, en cada levantá de este paso las hojas de los olivos caían sobre el público, dándole mayor realismo si cabe a la procesión.
La salida desde la Basílica Menor de San Ildefonso de la Oración en el Huerto estrenó también acompañamiento musical. La Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Columna, “El Amarrado”, de Ávila, creada hace 16 años y con más de un centenar de componentes, emocionó al público con sus marchas, desde “Suena Sevilla”, con la que recibieron a la Oración en el Huerto, hasta “La Pasión”, “Refugio de una madre” o “Bendición” que interpretaron por las angostas y abarrotadas calles del barrio de San Ildefonso.
A continuación, y como es tradición, los soldados Romanos de la Agrupación de Cofradías, se estrenaban en esta Semana Mayor. Y entre la Oración en el Huerto y la Virgen unos 80 nazarenos y unas 30 mujeres de mantillas. Las dos imágenes portaban crespón negro para homenajear a Rubén Paulano, cofrade fallecido el último año en un accidente laboral.
No menos emocionante resultó, pasadas las seis y media de la tarde, la salida de la Virgen, que estrenaba un faldón frontal y una cinturilla bordada con hilo de oro, ambos procedentes de donaciones.
Como vienen haciendo desde hace ya cinco años, un grupo de fieles, con la adaptación musical de Alberto Martínez Peña y Estefanía Martínez Peña, recibían a la Virgen cantándole una plegaria y con estrofas como esta: “Día de grandeza, sales tu mi Reina, abriendo camino toda toda su belleza. Por las callejuelas tú vas pura y bella resuena el racheo al son de de promesas. Son tus bambalinas al mecer tu palio las que anuncian que tu estás llegando”.
Este paso estaba portado por dos turnos de costaleros y costaleras. Éstas con tal habilidad supieron mecerla con tanta maestría que lograron emocionar a quienes aguardaban en el exterior y también a las compañeras que esperaban su turno debajo del palio.
También es un clásico ya el acompañamiento musical de María Santísima de los Desamparados. La Agrupación Artístico-Musical Miguel Ángel Colmenero, de Jamilena, emocionó con marchas como “Caridad del Guadalquivir” y “Reina de Triana”.