El Betis volvió a demostrar que al máximo nivel, no tiene rival y así lo demostró nuevamente ante uno de los clubes de la categoría, en teoría, más potentes.
Vibrante comienzo con ambos equipos muy serios y contundentes sobre el tapete (véase el duro golpe en el pómulo de Casado); al que se le sumó por otro lado un arbitraje nefasto que en varias jugadas pudo inclinar el encuentro de manera distinta.
Al margen de polémicas, el Zaragoza fue el conjunto que tuvo en la primera oportunidad clara de la primera mitad, con un de Borja Bastón dentro del área que salió rozando el poste derecho de la meta defendida por Adán.
Pero fue el Betis en las botas de Jorge Molina el contendiente que logró perforar por vez primera la portería maña, tras un cambio de juego precioso de Dani Ceballos sobre Jorge Molina que el delantero de Alcoy resolvió clavando la pelota en el palo contrario ante la presencia de un rival en el minuto 27.
Ventaja al descanso de los verdiblancos que hubiese sido mayor si Rubén Castro hubiera acertado con el remate de cabeza a bocajarro que se topó con Bono y el palo.
Sin embargo, nada más empezar la segunda, el ariete canario se desquitaría de su fallo en el periodo anterior para sentenciar el choque en el 51’, al aprovechar, de cabeza además, el centro medido de Molinero que en esta ocasión, el goleador bético no falló.
Y fue más tarde en el minuto 63 cuando Molina completaba el doblete después de la jugada individual de su inseparable compañero frente al gol, Rubén Castro, quien tras un sombrero sobre Bono, cedía el balón al de Alcoy que sin oposición, convertía.
A los dos tantos de Molina se le uniría en el aluvión de goles, Rubén Castro, quien en el 88’ redondeaba el triunfo.
