La mujer acusada de asesinar a su marido a puñaladas mientras dormía en el sofá del salón de la vivienda familiar, en la urbanización Los Cerezos de Gójar (Granada), el 14 de marzo de 2014, ha aceptado este lunes ser la autora de los hechos y cumplir por ello una condena de nueve años de cárcel.
Un jurado iba a enjuiciar su caso desde este lunes en la Audiencia de Granada, pero un acuerdo entre la defensa y la Fiscalía ha permitido que no se haya tenido que constituir el tribunal popular y una rebaja en la petición de condena.
Así, el Ministerio Público, que reclamaba una pena de 12 años de cárcel para la procesada, Torcuata M.A., de 55 años, por un delito de asesinato, con la circunstancia mixta agravante de parentesco, pero con la eximente incompleta de alteración psíquica puesto que sufría un trastorno paranoide de personalidad mixto, ha decidido finalmente solicitarle nueve años de prisión, por los mismos delitos, lo que ha aceptado la mujer.
El presidente del tribunal de la Sección Segunda, José Juan Sáenz-Soubrier, le ha preguntado si lo hacía libre y voluntariamente, a lo que ella ha contestado que sí, con lo que el juicio ha quedado visto para sentencia, que irá en el sentido del acuerdo alcanzado entre defensa y Fiscalía, que no incluye pago de indemnización alguno.
Los hechos se remontan a la madrugada del 14 de marzo del pasado año, cuando la mujer, mientras su marido, que tenía entonces 57 años, se encontraba durmiendo en el sofá del salón de su casa, cogió un cuchillo de la cocina y se lo clavó en la zona pectoral en reiteradas ocasiones "con la intención de darle muerte", según la acusación fiscal.
Así, le produjo un total de diez heridas, siete de ellas penetrantes en la cavidad torácica, que le afectaron al pulmón izquierdo y al corazón, y que le provocaron la muerte inmediata al esposo por shock hipovolémico.
La mujer tenía sus facultades volitivas parcialmente alteradas a causa de un trastorno paranoide de personalidad mixto que, unido a una situación de estrés intenso y una ansiedad extrema, mermaron gravemente, "sin anularla" su voluntad, desencadenando en ella una pérdida de control de los impulsos y la aparición de un trastorno psicótico agudo.
Por ello, precisa de tratamiento médico para el control y manejo de la ansiedad o conductas críticas tales como impulsividad o agresividad, así como control y seguimiento de su trastorno psíquico. El fallecido vivía con su mujer y su hija, mayor de edad.