Según informó la Policía, en la operación se aprehendieron un total de 580 billetes falsificados, procedentes de Bulgaria, listos para su distribución y que habían llegado a España gracias a la colaboración de dos camioneros que también fueron detenidos.
La investigación se inició en noviembre de 2007 cuando la Policía detectó una organización que adquiría billetes falsos en Bulgaria y que, a través de transportistas, los introducía en España aprovechando los viajes que realizan regularmente camioneros búlgaros a territorio español.
Una vez en España, la entrega se efectuaba en puntos acordados y de forma muy rápida para no levantar sospechas.
Finalmente uno de estos envíos pudo ser interceptado por los investigadores, logrando detener a los dos encargados del transporte y a los receptores de la moneda falsa.
Los miembros del grupo desmantelado tenían atribuidas distintas funciones dentro de la estructura de la banda ya que unos se encargaban de realizar los contactos directos con los productores de los billetes falsificados en Bulgaria, otros transportaban los billetes y el resto se encargaba de distribuir el dinero a los “pasadores”.
La operación ha sido desarrollada por la Brigada de Investigación del Banco de España, de la Comisaría General de Policía Judicial, con la colaboración de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Madrid.
Un falsificador se suicida
Por otra parte, el máximo responsable de un centro de producción de billetes falsos desmantelado en Colombia en una operación conjunta de la Policía Nacional española, la Dijin colombiana y Europol, se ha suicidado tomando una dosis mortal de cianuro en el momento en que era detenido por los agentes.
Según informó la Policía, el fallecido era un experto en artes gráficas que simultaneaba los trabajos legales con la falsificación de moneda.
En el momento de su arresto, y de forma repentina, ingirió una dosis de cianuro que le causó la muerte horas más tarde en el hospital, tras sufrir al menos quince ataques cardiacos.
La operación policial internacional ha permitido desmantelar en la localidad colombiana de Boyacá una imprenta de billetes falsos de varias divisas, como euros, dólares y pesos colombianos.
Los euros eran después remitidos a España ocultos en diversos objetos, como libros o cuadros.
Las investigaciones duraron varios meses debido a las dificultades para localizar la imprenta clandestina, debido a las medidas de seguridad que adoptaban los miembros del grupo criminal.
El impresor permanecía encerrado en su domicilio prácticamente todo el día y, cuando salía, era muy cauto para no ser detectado.
Los investigadores sospecharon que podía estar preparando una entrega de billetes falsos de manera inminente, lo que precipitó su arresto ante la posibilidad de que se llevara a cabo la venta y posterior introducción de los billetes falsos en el mercado.
