Las principales autoridades de Francia, encabezadas por su presidente, François Hollande, rindieron hoy homenaje junto a familiares y allegados a las 43 víctimas mortales del accidente de autobús del pasado viernes en el suroeste de Francia.
En un solemne acto en el pueblo de Petit Palais, de donde venían la mayoría de las víctimas, Hollande y el primer ministro, Manuel Valls, fueron recibidos por los alcaldes de los municipios más afectados por este accidente, el más mortífero en las carreteras francesas desde 1982.
En su discurso, el presidente aseguró a las víctimas y sus familiares que hará todo lo posible para que se conozca la verdad sobre el accidente, de forma que se eviten "todos los rumores" que puedan producir desazón en ellos.
El siniestro se produjo a las 07.30 hora local (06.30 GMT) en una carretera secundaria en Puisseguin (cerca de la ciudad de Libourne, en el departamento de Gironda), en un tramo que atraviesa una zona boscosa, en una curva con muy poca visibilidad.
El incendio desencadenado por el choque entre un camión y un autobús lleno de jubilados que iban de excursión a la costa estuvo originado por una pieza metálica que perforó el depósito adicional de gasolina del primer vehículo, según la Fiscalía.
Hollande recordó que las víctimas -entre ellas una mujer de 94 años de edad y un hijo de 3 del camionero- tenían en común la amistad que sentían los unos por los otros, y que eran el "patrimonio" de todo Francia.
"Nadie puede entender que unas personas que habían vivido tanto puedan desaparecer una mañana de octubre. Les debemos nuestra solidaridad. El país entero se encuentra conmocionado por esta catástrofe, que podía habernos afectado a cualquiera de nosotros", dijo.
El jefe del Estado agradeció la "valentía" del chófer del autobús -también presente en la ceremonia-, quien pudo abrir las puertas del vehículo antes de la colisión, de uno de los pasajeros, que pudo ayudar a salir a algunos heridos, y de otro conductor, que se enfrentó a las llamas para ayudar a sacar a supervivientes.
Cuatro heridos se recuperan en un hospital de Burdeos, y otro en un centro de la cercana ciudad de Libourne, según Hollande.
"Vuestro dolor hoy es el nuestro", cerró su intervención Hollande, antes de saludar a los alcaldes presentes, al conductor del autobús y a varios de los familiares.