Los viajes de Gulliver, es una novela que Jonathan Swift escribió en 1726 y que no ha dejado de publicarse desde entonces. Actualmente seguimos narrando a nuestros hijos como un cuento infantil, lo que el autor consideró una sátira sobre la sociedad de su tiempo. Da igual, cuando leemos esta obra sea como cuento infantil o como sátira, aceptamos sin cuestionarnos,los dos cambios de perspectiva. Primero Gulliver es un gigante en el país de los liliputienses y luego es él mismo, como un liliputiense en un país de gigantes.
Ahí tenemos a Pedro Sánchez, un gigante en las encuestas que quieren que sea él quien forme gobierno y un liliputiense en su partido, donde tironeado por todos como un muñequito que llama la atención, ha tenido que recurrir a los militantes para que lo legitimen a ser gigante. Algunos habrán levantado sus naricillas ante el atrevimiento, otros observamos sorprendidos el espectáculo, como en el cuento. No sé si lo recuerdan, los habitantes de Liliput querían que Gulliver asolara las tropas del eterno enemigo vecino, mientras que cuando Gulliver estaba entre los gigantes sólo era un polichinela que tenía que bailar a su antojo. Tuvo que agradecer a un águila que lo sacara de allí, ser rescatado por un barco y volver a sentirse a tamaño natural con sus congéneres.
En estos momentos, lamentablemente, aún seguimos sin saber cuál es el tamaño de Pedro Sánchez. Habrá que seguir esperando, como cuando decimos por la noche a los niños: “hasta aquí hemos llegado hoy, ya seguiremos mañana, que es muy tarde y estamos muy cansados”. Y los niños se resignan, porque notan la firmeza de la voz de los padres. ¿Será que los socialistas nos creen niños pacientes, capaces de resignarse a no saber el final del cuento hasta que ellos resuelvan? Pues quizás se equivoquen, se equivoquen tanto como los candidatos socialistas andaluces que han pensado que Andalucía los elegía a ellos cuando el PSOE gana las elecciones en esta Comunidad. Porque sería menospreciar mucho el sentido común de los andaluces, si alguien creyera que alguna vez hemos visto un líder en José Rodríguez de la Borbolla aunque gobernara del 84 al 90.
Volviendo a Jonathan Swift,comentar que fue él el inventor del nombre de Vanessa, como acrónimo del nombre real de un amor suyo y fue conocido porque tituló un poema. Todo un éxito, porque desde entonces ha habido muchas Vanessas. Como la hegemonía del PSOE en Andalucía, lástima que dude más de esta última que de siga habiendo Vanessas de aquí a varios siglos.
Jerez
De Liliput y los gigantes
En estos momentos, lamentablemente, aún seguimos sin saber cuál es el tamaño de Pedro Sánchez. Habrá que seguir esperando, como cuando decimos por la noche a los niños: “hasta aquí hemos llegado hoy, ya seguiremos mañana, que es muy tarde y estamos muy cansados”
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