Sublime, sevillanísimo y para haberlo sacado a hombros si hubieran sido otros tiempos. Así dejó el regusto en el paladar de los cofrades el pregón de un Rafael González-Serna quelo dio todo por su Sevilla y que navegó durante una hora y 24 minutos por los más recónditos corazones de su Semana Santa.
Fue emocionante de principio a fin. Un pregón en el que predominó el verso y en el que el pregonero nombró a todas las hermandades hispalenses. Así, tras los sones de las marchas Cristo en la Alcabaza y Amarguras, interpretadas de manera magistral, como es de costumbre, por la Banda Municipal de Sevilla, y tras la presentación realizada por el Delegado de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, comenzó la disertación de González-Serna, algo nervioso en los instantes previos al inicio de su lectura.
Arrancó el primer aplauso cerrado de la tarde con una exquisita poesía dedicada a la Sevilla que se entrega por su semana más añorada y con una “levantá” a la ciudad antes de que sonase en el teatro el Himno Real. Seguidamente, comenzó a descifrar la esencia de cada día de la Semana Santa. Empezó por el Domingo de Ramos, concluyendo este fragmento con el Cristo del Amor: Bebió el caliz del dolor / para darnos el amor / a los hombres en la tierra. Prosiguió, día a día, desgranando sus sentimientos, hasta alcanzar el culmen del pregón cuando aireó sus pasiones entre el Miércoles y el Jueves Santo. En ese instante la Banda Municipal comenzó de nuevo a sonar con una interpretación de varias marchas como Corpus Christi, Pasa la Macarena o Procesión de Semana Santa en Sevilla. Y con un “va la Reina de los cielos que es la Virgen del Rosario” levantó al respetable de sus asientos. Gran ovación.
Momento íntimo y de sinceridad y mesurada crítica lo vivió con el Gran Poder, al que ruega que le permita perdonar al que le ofende “aunque duele perdonar”. Continuó con grandes devociones de la Madrugada como la Esperanza de Triana y los Gitanos antes de retomar el sabor del Viernes Santo y la humanidad del Cachorro y terminar el recorrido por la Semana Santa con la Soledad el Sábado Santo y “el último palio que mece la Aurora”.
Sentencia y Macarena
Pero lo mejor se lo guardó para el final. Primeramente, con la conversación que mantenía con el Señor de la Sentencia, con sátira y humor incluido, y donde brillaron con luz propia los Armaos. Y con la Esperanza, ante la que se preguntaba quién la concibió en la tierra: Y decidió que su reina / Madre de Dios soberana / se llamase Macarena / y naciera sevillana. Antes de la espectacular ovación del público allí presente, Rafa le dedicó el pregón a sus padres.
El pregonero innovó con la música
Como era de esperar, González-Serna incluyó la música de la Banda Municipal en su pregón. Primero lo hizo con el Himno Real al final del primer fragmento y luego, con el pasaje de Miércoles y Jueves Santo, donde sonaron varias marchas procesionales.