La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, según la información consultada por Europa Press, ha autorizado al Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) a acometer "obras de conservación" en la flamante portada de Niculoso Pisano del monasterio de Santa Paula, fundado en 1475 y declarado bien de interés cultural (BIC), pues no en vano la portada de este monumento integra elementos góticos, mudéjares y renacentistas.
El convento de Santa Paula fue fundado en 1475, permaneciendo en uso hasta la actualidad, por lo que conserva todos los elementos que componen un convento femenino de clausura, es decir compás, iglesia, portería, claustros, refectorio, enfermería, cocinas, sala de profundis o huertas, con una estructura sumamente compleja como resultado de las reformas que se han realizado en el transcurso de su historia.
La iglesia del recinto fue construida entre 1483 y 1489, con bóvedas nervadas de tracería gótica decoradas con pinturas murales, mientras que la nave cuenta en su cubrición con un magnífico artesonado de Diego López de Arenas ejecutado en 1623, con lacería, tirantes y piñas de mocárabes. La sacristía, de su lado, conserva una interesante bóveda esquifada mudéjar, montada sobre trompas.
MEZCLA DE ESTILOS
La portada de la iglesia, perteneciente al llamado estilo Reyes Católicos, se finalizó en 1504 y en ella se mezclan los estilos gótico, mudéjar y renacentista, lo que la dota de gran originalidad. Fue ejecutada por el escultor Pedro Millán y el ceramista Francisco Niculoso Pisano y en ella se mezclan el ladrillo agramilado con los arcos apuntados, alfices, flameros, láureas y medallones.
La portada, achaflanada y adosada al muro de la iglesia, parte de un vano apuntado abocinado, con decoración en el tímpano del arco central que porta el escudo de los Reyes Católicos. Se encuentra recorrida por baquetones góticos, enmarcado el conjunto abocinado por un gran arco apuntado cuya rosca se presenta decorada con paneles cerámicos entre los que se disponen siete tondos en relieve realizados en el mismo material.
Las enjutas de este gran arco también se decoran con azulejos y relieves de ángeles con los escudos de la orden. Por último la portada se remata por un entablamento coronado por una cenefa de azulejos en tonos blancos y verdes sobre la que se distribuyen remates alternados de flameros y cabezas de querubines en torno a una cruz central.
El monasterio de Santa Paula, por cierto, fue el primero de la ciudad de Sevilla que recibió la declaración como Monumento Histórico, hecho que se produjo durante la Segunda República.