“Esto viene ocurriendo todos los años, los que viven en los bajos del Balneario de La Caleta deben abandonar la playa, con naturalidad, es una situación que se lleva viviendo durante bastante tiempo”. Con estas palabras justificaba la concejala de Servicios Sociales, Ana Fernández, el desalojo de los sintecho de la playa de La Caleta, tras hacerse públicas las quejas ciudadanas. Es decir, se ha hecho lo mismo que hacía la anterior Corporación, gestionada por el Partido Popular.
El quid de la cuestión está en que los que gobiernan hoy dicen que son “conscientes de la realidad y de la situación en la que se encuentran las personas que duermen en los bajos del Balneario de la Caleta, pero también es deber del Gobierno local velar por mantener la calidad de las playas, uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, y favorecer la mayor comodidad de los usuarios”. Por lo tanto, el cambio apenas si se percibe, con respecto a la legislatura anterior, tal y como apelan desde colectivos que trabajan en favor de los sintecho.
Lejos de darle una solución habitacional, como medida paliativa, desde el Gobierno local se anunciaba “una alternativa, que pasa por flexibilizar los criterios de admisión y estancia en el albergue municipal. Se estudiará cada uno de los casos y se permitirá una estancia superior a los tres días”.
Según pudo saber este medio, varios de los sintecho acudieron al albergue municipal a pedir alojamiento “y la asistenta social les ha dado la posibilidad de habilitarles ocho plazas para que puedan ir rotando”. Les habilitarán un espacio dentro el albergue para que, los que se queden en la calle, puedan almacenar sus enseres personales”.
De Doctores Melénde al albergue
Muchos de los sintecho que pernoctaban en los bajos del Balneario se trasladaron ayer a medio día a Doctores Meléndez, incluso con los enseres. En aquella zona es frecuente la presencia de dos personas sin hogar, según informan personas que trabajan con estos colectivos. Ahora son los vecinos del entorno los que no saben cómo enfrentarse a esta situación, y ponen el grito en el cielo.
Tras la queja vecinal se optó por acoger a todo el colectivo en el albergue municipal. Según les han trasladado los afectados, “en un principio nos dieron dos plazas en el albergue, y posteriormente las ampliaron”.
En el operativo municipal han participado personal de Policía Local, de Medio Ambiente e incluso de Servicios Sociales. Desde esta última delegación acudieron tres trabajadores, según informaron para advertir a este colectivo de personas sin hogar de que tenían que abandonar esa zona. La edil a intentó con sus declaraciones normalizar la situación.