La manifestación concluyó con más enfrentamientos entre grupos de milicianos Basij y seguidores de Musaví que causaron un muerto por disparos, decenas de heridos y numerosos detenidos.
Testigos indicaron a Efe que los milicianos abrieron fuego contra un grupo de seguidores de Musaví en la plaza de Azadí hacia donde se dirigieron casi un millón de manifestantes.
En silencio, con el brazo derecho alzado y haciendo el signo de la victoria con los dedos, cientos de miles de personas desfilaron por la emblemática avenida Enguelab, escenario de las manifestaciones que hace treinta años acabaron con la autocracia del último Sha de Persia, Mohamad Reza Pahleví.
Al frente de la marcha dos hombres que hace tres décadas también lideraron el movimiento opositor al régimen dictatorial, el ex primer ministro Mir Husein Musaví y el ex presidente del Parlamento Mehdi Karrubí.
Piden nuevos comicios
Sereno, con rostro cansado por los últimos días de tensión, Musaví reapareció en público pese a la advertencia del ministerio de Interior de que sería el responsable de lo que sucediera en una manifestación que había sido vetada.
“Estamos preparados para participar en unas nuevas elecciones presidenciales. El voto del pueblo es mucho más importante que la persona de Musaví o cualquier otro”, afirmó.
Sus palabras apenas llegaron a unos miles de personas cercanas al altavoz que portaba en sus manos.
Kilómetros más atrás, otros miles caminaban con decisión y con el simple interés de testimoniar lo que consideran casi como un “golpe de estado”.
“Hoy vamos a reunir aquí más de un millón de personas, aunque han tratado por todos los medios que no podamos convocarlas”, explicó a Efe uno de los miembros de la campaña de Musaví, quien agregó que “ésta es la verdadera voz del pueblo y deben escucharla”.
La movilización supone un importante desafío al gobierno de Ahmadineyad y arroja dudas sobre la legitimidad de su sorprendente triunfo por mayoría en las urnas.