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San Fernando

Era de mentira, hombre

La lona que cubría el lateral de la antigua sede de la Cruz Roja tiene que ser retirada al romperla el fuerte viento de levante.

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  • Bomberos ha advertido del peligro que encierra un edificio en esas condiciones
  • El Ayuntamiento no sabe qué hacer con el edificio que expropió.

La historia es conocida por todos. O casi. La antigua sede de la Cruz Roja ha sufrido los daños del abandono y pudo haberse salvado si la iniciativa del propietario de construir un hotel hubiera salido adelante. Se dijo entonces que era necesario contar con el aparcamiento de Capitanía, e incluso quisieron comprarlo, pero no salió bien.

Se convertía, pues, en un inmueble con tan poca rentabilidad que el propietario desapareció y el Ayuntamiento de San Fernando, gobernado por el Partido Popular en coalición con el Partido Andalucista –que todavía existía- inició el expediente de expropiación forzoza.

En esas dependencias iban a ubicarse distintos servicios municipales culturales, dentro de la dinámica de los distintos gobiernos de convertir la calle Real en un eje cultural desde el Museo de Camarón junto a la Venta de Vargas –luego, con Loaiza como alcalde, se quería llevar a la Casa Lazaga- hasta la iglesia del Carmen.

Llegaron las elecciones municipales de 2015 y el Gobierno de turno decidió comprar una lona que simulaba lo que iba a ser en un futuro y además tapaba las vergüenzas de un edificio que era y es el que da la bienvenida a los visitantes e isleños en general.

Más de un año después y sin que se sepa a ciencia cierta qué se quiere hacer ahí, los Bomberos ya avisaron cuando tuvieron que intervenir en una dependencia del Museo donde estaba depositado el Archivo municipal, que ese edificio podía ser víctima de una corriente de aire que lo tirara en parte o totalmente, que eso de las corrientes de aire es como las caídas tontas, que lo mismo no te pasa nada o te matas, según donde sea el golpe.

Pues por ahora ha habido suerte. El Levante, que en La Isla tiene la virtud de limpiar el ambiente, llevarse la humedad y permitir que los seres humanos vivan, también tiene efectos nocivos, como estropearle la temporada de playa a los chiringuitos –y al resto del personal, que todo va junto- remover las tuberías y llevar los malos olores a los lugares más recónditos y, en este caso, descubrir las vergüenzas de los gobernantes de la ciudad, pasados y presentes.

Ahora que el personal se había acostumbrado a tener la mierda debajo de la alfombra o la antigua casa de la Cruz Roja debajo de un decorado, tienen que soportar de nuevo la imagen de la triste realidad de un edificio para tan nobles fines destinado. La vida es puro teatro, que cantaría Bambino.

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