“Stieg tenía su corazón en el periodismo, era un principiante en novela, pero creía en lo que había escrito”, señaló Elin Sennero, una de las editoras, quien relató que Larsson esperó a tener sus tres volúmenes escritos para presentarlas en la editorial Norstedts, algo que sucedió pocos meses antes de fallecer repentinamente de un infarto, en noviembre de 2004.
En la presentación en la embajada de Suecia de La reina en el palacio de las corrientes de aire, Sennero definió a Larsson como un hombre “tranquilo” y “silencioso”, y también “muy cuidadoso” y “seguro” de lo que no se debía cambiar en el libro, como los títulos o el relato de la brutal violencia que se ejerce contra la protagonista Lisbeth Salander en la primera parte, Los hombres que no amaban a las mujeres.
“Se quiso rebajar el tono de esta parte pero él se negó, la realidad, nos dijo, era mucho peor”, recordó otra de las editoras, Magdalena Hedlund, quien estuvo con él el día anterior a su muerte que causó un “fuerte shock” en la editorial y que propició que toda la campaña de lanzamiento de la primera entrega se cambiara.
Larsson no pudo disfrutar ni de los millonarios “fondos” para su jubilación ni del fenómeno editorial, aunque sí pudo vaticinar en la Feria del Libro de Frankfurt que sus novelas serían un éxito.
“Estaba anonadado, la presentamos allí antes que en Suecia y gracias a eso pudo disfrutar un poco”.
De momento, quince millones de ejemplares de alguna de las novelas se distribuyen por el mundo y la “cifra cambia día a día”, cuentan las editoras que explican que un país árabe es el último en comprar los derechos de Millennium y que en EE.UU acaban de lanzar la segunda parte La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina.
Sobre su repentina muerte a los 50 años, las editoras dicen que “dormía poco, tomaba mucho café y fumaba mucho”, aunque la escritura de Millennium no le costó la vida.
“Escribir era una forma de relajarse, se lo pasaba bien y era feliz cuando escribía”, dice Sennero.
En cuanto al comienzo de una cuarta novela de la que Larsson tenía ya manuscritas unas doscientas páginas, Hedlund asegura que “ni lo ha visto ni lo ha leído, pero se ha acordado que no se publicarán ya que no está terminado”.
A la presentación del libro también asistió el secretario de Estado español para la UE, Diego López Garrido, quien elogió la literatura de Larsson que “deja sin dormir y nos obliga a leer obsesivamente”.
Entre las claves de este fenómeno, López Garrido señaló que se trata de libros que sitúan a las mujeres como las líderes de la sociedad, que apuestan por un mensaje de tolerancia cero contra la violencia machista.