El Vía Crucis de las Hermandades y Cofradías de San Fernando, presidido por la venerada imagen del Cristo de la Vera-Cruz ha constituido un gran éxito de participación de fieles y solemnidad. A las 18.30 horas se abrían las puertas de la capilla del Cristo Viejo, para el traslado del Cristo de la Vera Cruz a la iglesia Mayor. Era el momento esperado, igual que lo será el Miércoles Santo, después de que en 2008 cerrara sus puertas y el futuro se complicara, pero la del primer lunes de Cuaresma, fue una jornada brillante y a la altura de lo que merece el mundo cofrade isleño.
Un muñidor abría paso a la reliquia del Lignum Crucis, insertada en el crucero de la Cruz latina que era portada por monaguillos sobre parihuela. El cortejo discurrió por las calles Patrona, Nápoles, Lanza, Calatrava, Santa Teresa de Jesús, Santa Lucía, Ancha, Churruca, Colón, Constructora Naval, González Hontoria, Rosario y Plaza de la Iglesia, con llegada a la iglesia Mayor algunos minutos después del horario previsto en principio, motivado sobre todo por los parones sufridos con el tráfico de la calle Ruiz Marcet o Colón.
Ya en el interior de la iglesia Mayor, con todas las luces apagadas, la parihuela con el Lignum Crucis y la del Cristo de la Vera-Cruz entraban hasta el altar mayor. Una vez situadas, se encendieron las luces y fue con la cruz que contenía la reliquia la que se portaba para marcar el rezo de las distintas estaciones, que eran comentadas por el pregonero de la Semana Santa 2017, Manuel Jesús Sánchez Casas. En el Vía Crucis estaban presentes diversos sacerdotes y entre ellos, el arcipreste de San Fernando y el delegado diocesano de Patrimonio, David Gutiérrez. En representación del Ayuntamiento estaban el concejal delegado de Policía Local, Ignacio Bermejo; el primer teniente de alcaldesa, Francisco J. Romero, el portavoz del PP, José Loaiza y la portavoz de Ciudadanos, Maite Mas.
Tras el rezo del piadoso ejercicio, y en torno a las 21.30 horas, se abrían las puertas de la iglesia Mayor para el regreso del Cristo de la Vera-Cruz a su capilla. Pocos minutos antes de las 22.00 horas, salía el Cristo de la Vera-Cruz, con los sones del Himno de la Vera-Cruz interpretados por la Coral Logar de la Puente, junto al Himno de la Misericordia.
La vuelta del cortejo recorrió la Plaza de la Iglesia, Rosario, Juan de Mariana, Callejón de Ánimas, Colón, Churruca, Méndez Núñez, Bazán y entrada en la capilla, en torno a las 23.15 horas. Más tarde de los previsto, por una retención en la calle Méndez Núñez, a la espera de que la grúa retirara un vehículo. Durante la vuelta el cortejo creció en número de participantes, gozando siempre de un gran respeto y solemnidad. Tanto es así que en la recogida del Cristo de la Vera-Cruz, el silencio sólo fue roto por el ladrido de un perro.
Miembros de la JCC portaron la parihuela, que contaba con sistema de tendido de la cruz para facilitar la salida y recogida en la capilla.
La parihuela sobre la que era portado el Cristo de la Vera-Cruz ha sido cedida para la ocasión por la sevillana parroquia de San Ildefonso. En el cortejo figuraba también el libro de difuntos, con el que se ha querido hacer presente a todos los hermanos.
El acompañamiento musical de este Vía Crucis ha contado con el Coro de la Vera-Cruz en la capilla de los titulares y en la entrada de la iglesia Mayor; el grupo de cámara Lignum Crucis durante el itinerario y la Coral Logar de la Puente en la iglesia Mayor parroquial.
En la parte negativa de la organización, hay que destacar la simple presencia de un vehículo de la Policía Local y dos agentes tanto para la ida como el regreso, lo que provocó que incluso motos cruzaran entre las filas de fieles.
