El cuerpo en descomposición que apareció el viernes, 10 de febrero, en el Baluarte de San Roque, y que fue hallado por dos menores, corresponde al del guardia civil desaparecido en Utrera (Sevilla) a mediados de enero, aunque aún no hay una confirmación oficial por parte de la Policía Nacional, cuya Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta se ha encargado de la investigación. Según fuentes policiales, se está aún pendiente de un par de pruebas para que su identificación sea cien por cien positiva.
Eso sí, este medio tiene la confirmación de fuentes de total confianza de los Cuerpos de Seguridad del Estado.
De hecho, a través de las redes sociales, compañeros de la Guardia Civil lamentaban los hechos, daban por sentada su identificación y ofrecían sus más sentidos pésames a la familia del agente. Y su cuartel luce crespones negros en señal de duelo.
Así, el cadáver hallado en Cádiz por dos jóvenes en el Baluarte de San Roque se corresponde, lamentablemente, con el agente que desapareció en enero en Utrera.
De hecho, una de las fuentes explica que varios de sus compañeros de Utrera ya tenían la sospecha de ello e incluso uno de ellos prácticamente lo aseguraba desde hace días tras haber visto algunas fotos del cadáver. “De hecho, compartía vestuario con él”, señala la fuente.
El agente desaparecido estaba destinado en Utrera y desde que el viernes, 20 de enero, no asistiera a su trabajo, donde realizaba tareas de oficina en el destacamento de tráfico, sus compañeros no dudaron en expresar sus temores ante lo que podía hacer, ya que el Guardia Civil desapareció junto con sus dos armas, la reglamentaria y la particular.
El cadáver hallado en el Baluarte de San Roque se trataría pues de José M. R. R., de 49 años, casado, con dos hijos varones, y de carácter tímido, introvertido y solitario, según han expresado algunos de sus compañeros a este medio, pero eso sí, “no era nada conflictivo”. Antes de su desaparición “había tenido una discusión familiar” por eso “nos temíamos lo peor”.
Tras su desaparición, desde el lunes 23 de enero, se organizaron varias batidas de búsqueda a cargo de voluntarios con compañeros de la Guardia Civil y vecinos de Utrera y de localidades vecinas, pero sin éxito.
Según fuentes de la Guardia Civil, una vez que el dispositivo de búsqueda no daba resultado, se tenía la sospecha de que se había ido hasta Cádiz en tren, portando solo las dos armas y la cartera. El vehículo, según estas fuentes, se quedó junto a su vivienda.
Ahora, tras las pertinentes comprobaciones y tras las pruebas forenses, todo hace indicar que el cadáver hallado en Cádiz sea el suyo y que la posible causa de su muerte sea el suicidio, aunque insistimos, no hay confirmación oficial ni de la identidad, ni evidentemente de las causas de la muerte. Pero, según fuentes consultadas de total confianza, el suicidio es la hipótesis que se maneja con más fuerza.
Este medio, que ha dado la primicia de esta triste noticia, fue puesto en la pista por un anuncio en Twitter del secretario general de la Asociación Unificada de Guardia Civiles, Alberto Moya, en el que indicaba que “Encuentran en el muelle de Cádiz el cadáver del guardia civil desaparecido en Utrera. DEP”. Luego, más compañeros daban el pésame a la familia y lamentaban la pérdida del agente en esa y otras redes sociales.
El hecho de demorarse su supuesta identificación es consecuencia del estado en el que fue hallado su cuerpo, en avanzado estado de descomposición y sin gran parte de la cabeza, por lo que hicieron falta pruebas de ADN para ello.
Por otro lado, hay que recordar que los estudiantes que hallaron el cadáver, ambos alumnos del IES Columela, grabaron un vídeo y lo difundieron, haciéndose viral, lo que generó una gran polémica en la ciudad. Tras la posible identificación del cuerpo sin vida, ese hecho podría tener consecuencias si los familiares del agente tomasen medidas.