El Ejército estadounidense confirmó hoy que su polémico escudo antimisiles THAAD se encuentra ya operativo en Corea del Sur, en un momento de especial tensión en la península coreana a raíz de los repetidas pruebas de armamento del régimen de Pyongyang.
"Las Fuerzas de EE.UU en Corea (USFK) confirman que el sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud (THAAD) está operativo y tiene la capacidad de interceptar misiles norcoreanos y defender a la República de Corea (nombre oficial de Corea del Sur)", reza un comunicado enviado por correo electrónico a Efe.
El escueto anuncio, firmado por el coronel Richard Manning, llega apenas una semana después de que el THAAD comenzara a ser instalado en un antiguo campo de golf de la localidad de Seongju (centro del país), a unos 200 kilómetros al sureste de Seúl.
El despliegue del THAAD, que Seúl y Washington acordaron el pasado julio, responde al número récord de ensayos de misiles que Pyongyang realizó en 2016, entre ellos el de un cohete espacial, considerado por la comunidad internacional como un ensayo encubierto de misiles.
Su entrada en fase operativa coincide con un clima de creciente tensión en la península ante la insistencia aun mayor de Corea del Norte a la hora de lanzar proyectiles balísticos (el último lo disparó el pasado sábado en lo que ha supuesto el tercer ensayo en menos de un mes).
El THAAD ha estado además rodeado de polémica y no solo ha sido cuestionado por los agricultores de Seongju, que se muestran preocupados por la posibilidad de que su comarca se convierta en objetivo de ataques norcoreanos y también por los efectos que los potentes radares del escudo tengan sobre su salud y sus sembrados.
Muchos surcoreanos consideran que el despliegue se ha hecho de manera precipitada y que fue aprobado por un Gobierno depuesto por un caso de corrupción, postura que defiende el candidato favorito a convertirse en nuevo presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que ha hablado de una posible revisión del acuerdo.
El presidente estadounidense Donald Trump dijo además la semana pasada que Seúl debería pagar los 1.000 millones de dólares que cuesta el THAAD, algo que el Gobierno interino surcoreano ha descartado recordando que tuvo que adquirir los terrenos para el escudo.
La decisión de instalar el THAAD ha empeorado también la relación de Seúl con Pekín, ya que el Gobierno chino considera que los radares del sistema pueden usarse para espiar sus instalaciones militares.