Aunque en menor número que en ocasiones precedentes, miles de aficionados del Cádiz CF se dieron cita en la avenida principal para recibir al autobús del equipo. Se debe tener en cuenta para comparar que esta vez se trataba de un día laborable y en horario trabajo, por lo que no todos los que quisieron estar pudieron hacerlo.
Cerrando el debate sobre si estos recibimientos benefician al equipo o les causa más nervios, fue la propia plantilla la que solicitó que se organizara, a lo que el club respondió de inmediato de forma muy positiva.
De esta forma, se sabía que el autobús llegaría dos horas antes del encuentro, pero se desconocía su itinerario, ya que podría entrar por la avenida principal o por la nueva.
Minutos antes de la hora convenida se anunció que la entrada sería por la avenida principal. Con una media hora sobre el horario previsto llegó el autobús y se comenzó a desatar la locura cadista desplegándose banderas, bufandas y pancartas de ánimo con un solo color, el amarillo.
Lamentablemente, también hubo que lamentar algunos incidentes entre la policía y aficionados exaltados, con lluvia de botellas incluida.
