Una imprudencia de uno de los invitados a una boda que se celebraba en un hotel próximo a la avenida Álvaro Domecq la noche del sábado, cuando lanzó por su cuenta y riesgo una serie de fuegos artificiales, obligó a los bomberos y a los agentes de la Policía Local y Nacional a intervenir después de que un brezal de un chalet cercano saliera ardiendo. Según confirmaron fuentes policiales a este periódico, si bien al final todo quedó en un susto, pues no se originaron daños personales ni de gravedad, las aparatosas llamas y el humo que se generó en un momento no pasaron desapercibidos para vecinos de la zona, que presenciaron atónitos la escena desde sus terrazas.
Se da la circunstancia, además, que los dueños de la casa hacia cuyo jardín -en la zona de setos- se desviaron los fuegos artificiales se encontraban allí en esos momentos, por lo que el susto fue mayúscula y motivó que un hijo del matrimonio se dirigiera al hotel donde se celebraba el convite -y donde está prohibida expresamente la pirotecnia- para pedir explicaciones por lo ocurrido e intentar dar con el responsable. Afortunadamente no hubo que lamentar heridos ni desperfectos de gravedad aunque tanto los novios como los propietarios de la casa se llevaron un buen disgusto.