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Sevilla

La copa “Carmen” de Ochoa

El incendio de gran parte de la confitería y salón de té Ochoa, en los números 45 y 34-36 de las calles Sierpes y Cerrajería...

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  • 1910: comienzo de Ochoa en la calle Sierpes -

En 1910 fundó Rafael Ochoa y Vila la confitería y salón de té que se ha convertido en un establecimiento emblemático de la calle Sierpes y que renació felizmente después del incendio del verano de 2002. No solo mantiene sus ofertas clásicas, como la popular “copa Ochoa”, sino que añade nuevas iniciativas, como el almuerzo por 9,9 euros que está haciendo furor entre el turismo y los propios sevillanos

El incendio de gran parte de la confitería y salón de té Ochoa, en los números 45 y 34-36 de las calles Sierpes y Cerrajería, respectivamente, ocurrido en el verano de 2002, justifica que recuperemos la memoria histórica de este establecimiento emblemático de la ciudad del siglo XX, vinculado a la sociedad sevillana desde su fundación, en 1910, hasta nuestros días., y con protagonismo muy significativo en los tiempos de posguerra y primeros lustros del desarrollismo, cuando Ochoa se consagró como parte vital del costumbrismo de una sociedad capitalina sin dejar de ser provinciana, enamorada de sus formas de vida. Para la incipiente clase media del final de la posguerra, ya superado el filo del medio siglo XXI, Ochoa fue la referencia básica en los pasos al frente de los cambios generacionales, sobre todo femeninos.

En las mesas de la confitería y salón de té de Ochoa quedaron grabados recuerdos preciosos de amistades y noviazgos, de ilusionadas esperanzas de futuro. Cuántos sándwiches de jamón de York dulce, o mixtos con quesos blandos, los riquísimos savoy, pero sobre todo, cuántas copas de helados bautizadas con el nombre de Carmen. El “Carmen” de Ochoa hizo época, fue el emblema de una sociedad que pedía buen gusto y con ello se contentaba, olvidando otras carencias sociales. Había que ver los rostros de satisfacción de quienes pedían una copa “Carmen” y la esperaban con deleite indisimulado. Escogían los gustos de las tres bolas de helado, y el complemento era siempre igual: nata, almendra picada, caramelo derretido, una guinda, unos barquillos… Cada cucharada era un ejercicio de complicidad con el acompañante, mirándose a los ojos, compartiendo satisfacciones.

El creador de ese estilo empresarial fue Rafael Ochoa y Vila (Sevilla, 1884-1966), un personaje comprometido siempre con la ciudad y la región, amigo y compañero de Blas Infante y de Emilio Lemos Ortega. Fue fundador del Centro Andaluz de Sevilla, en cuya Junta Directiva ocupó los cargos de secretario (1916-1917), vicepresidente (1919), tesorero (1920-1921) y presidente (1924-1926), además de presidir en 1922 el Comité Regional. Fue un regionalista andaluz convencido.

La fotografía más antigua del establecimiento recuerda el año fundacional y se hizo muy poco después. En los años 40 y 90 fue renovado. En 2002 afrontó otra renovación por causas mayores, para renacer de las cenizas y recuperar el protagonismo ganado a pulso en cerca de un siglo de trabajo.

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