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Viernes 15/11/2024
 
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Sevilla

Atarazanas: el coste del proyecto se abarataría en tres millones

Adepa asegura que se reduciría al eliminar el sistema de micropilotes y hormigón, 2,5 millones, y la cafetería-restaurante, entre 450.000 y 500.000 euros

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  • Egea durante la rueda de prensa -

Los miembros del Consejo de la Asociación de Defensa del Patrimonio de Andalucía, Adepa, defendieron ayer el documento de quince puntos consensuado con el anterior equipo de la Consejería de Cultura para recuperar las Atarazanas, que será la base sobre la que trabajará la nueva comisión técnica, y aseguraron que, además, “abarata” el coste total del proyecto en unos tres millones de euros.

El presidente de Adepa, Joaquín Egea, comparecía este miércoles rodeado de algunos de los miembros del Consejo de la asociación (los arquitectos José García Tapial y Fernando Fernández, el aparejador José María Cabeza y el antropólogo Isidoro Moreno) para confirmar que el juez mantiene en suspenso el contencioso por la licencia de obras, ya que ninguna de las dos partes ha pedido su levantamiento por ahora, y que están a la espera de que la Consejería de Cultura les convoque “en breve” para la comisión técnica y  negociar los “flecos” jurídicos o técnicos, porque Adepa se niega a “mover” ninguno de los 15 puntos ya consensuados en el documento que alcanzaron con el anterior secretario general de Cultura, Eduardo Tamarit.

Egea se aferró a las declaraciones del consejero de Cultura, Miguel Ángel Vázquez, en Ondaluz TV y publicados por Viva Sevilla, en las que afirmaba que se plasmarían en un documento los puntos “preacordados” hasta la fecha, negociándose los puntos técnicos o jurídicos que estuvieran “en el aire”, pero “no hay nada que hablar” si es sobre lo ya negociado.

El consenso y el coste

Los componentes de Adepa defendieron el trabajo realizado durante el último año y recalcaron que “no son peticiones nuestras, es un documento de consenso, había que llegar a un acuerdo, no es una imposición”, recalcaba Egea, recordando que muchos de los aspectos del proyecto de Vázquez Consuegra siguen sin agradarles.

Es más, defendieron que con las modificaciones introducidas, “se simplifican” los costes en torno a los tres millones de euros, al desaparecer el refuerzo de la cimentación con micropilotes y hormigón, con un coste estimado de 2,5 millones, y la cafetería-restaurante, entre 450.000 y 500.000 euros.

Según explicaron, la excavación que se realizaría no conllevaría un coste elevado al ser sólo “sacar los escombros” con los que en su época rellenaron las naves, aunque sí matizaron que el coste final (11 millones más IVA además del presupuesto para su puesta en marcha, unos 15 millones) dependerá de la adaptación que realice el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, del que les consta ya está estudiando las modificaciones necesarias.

Sobre los tiempos, Adepa espera que antes de Navidad pueda firmarse este documento final que concluya el litigio judicial, de forma que a mediados de 2018 pueda estar el nuevo proyecto y solicitadas las licencias pertinentes para comenzar las obras. Su deseo es que sean, como así lo manifestó el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, elemento central del V Centenario de la Circunvalación a la Tierra, que se celebrará entre 2019 y 2022. “Son tres años, podría acoger una magna exposición en 2020”, decía Egea, recordando que las excavaciones pueden realizarse de forma paralela al proyecto de recuperación de las Atarazanas.

Recuperar la identidad

Cada miembro de Adepa quiso poner en valor una parte esencial de este monumento, especialmente las claves del proyecto para “recuperar su identidad”, que no de reforma, puntualizaba José María Cabeza. El objetivo es que puedan observarse las cuatro etapas principales del monumento: la recuperación del fragmento del recinto amurallado y la antigua barbacana; volver a la cota original de algunas de las naves para mostrar su dimensión; mantener la Maestranza de Artillería y dejar intacta la Sala de la Fundición.

“En un elemento central del patrimonio como debe ser las Atarazanas se debe poder leer la historia”, decía Isidoro Moreno, muy crítico con algunos aspectos, llegando incluso a decir que no podía ser “el hall de abajo de un restaurante en lo alto”.

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