“Proletarios de todos los países, uníos”. Con esta sentencia culmina K. Marx el Manifiesto Comunista, publicado en Febrero de 1848. En él, Marx sienta las bases de lo que sería el axioma de la izquierda, y más concretamente el comunismo.
Con esta frase Marx pone de manifiesto lo que ha sido y es, el motor de la historia, la lucha de clases, que está polarizada en dos frentes: burguesía Vs proletariado, o lo que es lo mismo; los propietarios de los medios de producción frente a los que tienen que vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario.
En todo este argumentario se excluyen: fronteras, banderas nacionales, etc., ya que es un problema de clase (social) no de naciones. Los problemas de un albañil de Cádiz son los mismos que un albañil de Burdeos pasando por Barcelona.
La izquierda pone la clase social por encima de cualquier otra característica identitaria. Incluido el nacionalismo, cualquier nacionalismo.
El nacionalismo surge en el s. XIX como consecuencia de los últimos estertores de los grandes imperios que terminarían por desmoronarse tras la I Guerra Mundial, que dará lugar a una división mundial similar a la actual.
El “nacionalismo” es un movimiento creado y gestionado por la burguesía en su afán por escalar a la posición social que, en aquel entonces, ocupaba exclusivamente la nobleza y el alto clero (estado previo a la lucha de clases descrita por Marx).
Una vez analizado, muy someramente, “nacionalismo” y “lucha de clases” podemos llegar a afirmar que la izquierda es siempre “internacionalista”.
Por eso la situación en Cataluña sólo la podemos enmarcar dentro del espectro de la derecha política. A pesar de que dentro de los partidos que han provocado el problema secesionista se encuentren partidos que se definen a sí mismos como “partidos de izquierdas”. Valga como ejemplo la CUP.
Dentro de su programa de secesión de España y la proclamación de una “República Catalana” han primado la imposición de unas fronteras a la superación del sistema capitalista y las mejoras de las condiciones de vida de la clase trabajadora. Han sido subyugados por el modelo de Estado de la burguesía catalana, representada en este caso por el PdeCat (antigua CiU). Me atrevería a hacer la siguiente pregunta a los dirigentes y militantes de la CUP: ¿en que cambian los procesos de producción en la nueva “República Catalana”? ¿la imposición de una nueva frontera en Europa mejora las condiciones de vida de los catalanes y catalanas? ¿cómo mejora la calidad del servicio público en Cataluña? A Cataluña no le roba España, a los españoles, a todos los que vivimos dentro de las fronteras de lo que hoy se llama España, nos roban los Rato, Bárcenas, Correas, Pujol, etc. y sus banderas no son la estelada o la rojigualda, son las banderas de los casos, Gürtel, 3%, ITV, ERE´s, etc. con sede nacional en un banco suizo o andorrano.
Podemos concluir que la izquierda no puede avalar un proceso secesionista que pretende imponer nuevas fronteras, implantar un sistema económico continuista del que pretende segregarse, justificando u ocultando todos los casos de corrupción en que se encuentra envuelto el socio de gobierno que representa a la derecha (3%, ITV…).
Por todos estos motivos, estoy en contra de la proliferación de las fronteras, terminando este artículo tal y como lo empecé:
“Proletarios de todos los países, uníos”.
Salud.