Faranfangana, en Madagascar, ha vuelto a estar de suerte. Desde Cádiz volvieron a llegar los que pueden ser ‘Los salvadores’ o ‘Los increíbles’ en una población que se encuentra en condiciones pésimas en materia de salud. Depués de cuatro días para llegar hasta la misión de Ambatoabo, en Faranfangana, el equipo -al que pertenece José Herce- olvidó el cansancio, las penurias, se remangó y se puso manos a la obra porque el tiempo pasa muy deprisa y son muchos los que necesitan de esas manos.
La Asociación Andaluza de Cooperación Sanitaria, que ya ha contado con una treintena de profesionales para distintas campañas, lidera esta acción solidaria. En esta última experiencia participaron una docena de sanitarios –desde traumatólogos, oftalmólogos, ginecólogos, pediatras, cirujanos, hasta ortopedista y óptico- que juntos componen un auténtico cóctel multidisciplinar de experiencia, profesionalidad y buen hacer. José Herce, óptico de la capital gaditana, calificaba su séptima experiencia como “increíble, inolvidable. Cada año es como volver a empezar, muy emocionante y muy gratificante”
Cada profesional va con sus equipos y tiene su parcela muy delimitada. Para hacer palpable la labor de estas personas que van por amor a los demás y saben darle un giro a su labor profesional no hay más que decir que, por ejemplo, Herce ha entregado en esta campaña 150 gafas graduadas, y entre 40 y 50 gafas de sol, teniendo a unos 200 pacientes durante este último viaje. Con un trabajo “muy lento de cara a calibrar los problemas de visión de quienes acudían a la consulta”.
En el corazón y la memoria de este gaditano ha quedado la cara de un niño de año y medio, ciego, que fue operado de cataratas congénitas por los oftalmólogos que iban en la campaña: “Estaba condenado a una vida pésima, porque quien tenga alguna deficiencia se le aparta y vive en la más absoluta miseria.
La cara de ese niño cuando se le pusieron las gafas de graduación siguiendo la luz… Fue increíble”. La sanidad en Madagascar es muy deficiente, “todo es precario, tienen que pagarse sus propios medicamentes y nosotros vamos a aportar “medicamentos, nuestro trabajo, ayuda y todo lo que podemos colaborar con ellos”.
Ahora, explicaba José Herce, “vamos a hacer una prospección en Camerún. Ahora ha ido una avanzadilla en una zona donde no hemos trabajado nunca. Queremos hacer lo que ya hicimos en Madagascar, empezar a dotar de medios a través de las donaciones que podamos recopilar de hospitales, clínicas y desarrollar aquella zona de Camerún”.
Las personas o colectivos que que quieran colaborar con esta asociación pueden ponerse en contacto a través de la página web, e incluso participar apadrinando a un niño que “por 50 euros tiene garantizada la escolaridad, una comida al día y ropa”. Según la experiencia de Herce, “la diferencia entre un niño escolarizado y uno que no lo está es abismal”.