Cádiz acogía este domingo las I Jornadas Nacionales ‘Amor de Padre’, donde también asistía el Movimiento Femenino por la Igualdad real. Desde las once de la mañana hasta bien entrada la tarde, la plaza del Palillero en la capital gaditana acogía una serie de talleres para los más pequeños que disfrutaron de la jornada, a pesar de las malas premoniciones climatológicas.
Estas jornadas tenían lugar en otros puntos del panorama nacional, tales como Jaén, Cartagena, Cáceres, Madrid, Salamanca, Murcia, Barcelona, las Palmas de Gran Canarias.
La agenda de actos se centraba en concentraciones y actos de diversas características que llevaban por lema ‘los niños también tienen derecho a un padre’. El Movimiento femenino por la Igualdad Real, que asistía al acto, lo forman “las mujeres de toda España, abuelas, madres, tías, primas, esposas, hermanas que se han unido para dar voz a aquellos que la han perdido o a los que se la han arrebatado”.
En la concentración, la portavoz del Movimiento Femenino por la Igualdad Real, Antonia Alba, leía un manifiesto donde indicaba que estas mujeres luchan “por unas leyes igualitarias, lo que pasa por la derogación de la Ley de violencia de género que actualmente hay o una modificación integral de la misma para que ampare a todos, mujeres y hombres, víctimas de violencia, por igual”. En sus demandas incluyen la lucha para que “nuestros hijos no sean alienados contra sus progenitores y para que no se críen hijos huérfanos de padres vivos”.
El colectivo también demanda “la guardia y custodia compartida como una realidad y que se visibilice la realidad de la denuncias falsas y se persigan”. Antonia Alba añadía que “luchamos para que la violencia no tenga género y se persiga todo tipo sin importar quién ser el agresor. La ley debe ser igual para todos”. Se mostraron en contra de las denuncias falsas de género y de todo tipo de violencia, a la vez que consideran que ambos, madre y padre, son pilares fundamentales para la crianza de los niños”.
A todo aquel que se identificase con su lucha, le pedían que se acercara, porque “no estás solo. Juntos somos más fuertes”.
En ese sentido, insistieron en que son la voz de aquellos hombres que “no pueden hablar porque su propia pena les ahoga”.
