Poco antes del mediodía (05.30 GMT), Yettaw salió de la prisión de máxima seguridad de Insein en Rangún y las autoridades birmanas le entregaron a funcionarios de la Embajada de EEUU que luego le escoltaron al aeropuerto, según fuentes diplomáticas.
“No voy a pedir disculpas por su acción, pero creo que es un buen gesto hacia nuestro país que le hayan permitido volver con su familia”, declaró Webb antes de subir al avión militar que lleva a ambos a EEUU vía Bangkok.
Yettaw fue expulsado un día después de que el político intercediera ante el jefe de la Junta Militar birmana, general Than Shwe, quien aceptó repatriarle sin haber cumplido su sentencia de siete años de cárcel con cuatro de trabajos forzados.
Webb se convirtió anteayer en el funcionario estadounidense de mayor rango que se ha reunido con el máximo líder birmano, general Than Shwe, desde el golpe de 1962.
En la misma jornada, logró entrevistarse también con Suu Kyi, algo que no consiguió el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, a quien Than Shwe denegó por dos veces permiso para ir a ver a la Nobel de la Paz cuando hace un mes visitó Birmania.
Las gestiones de Webb y la puesta en libertad de Yettaw no han sido bien vistas por el movimiento democrático birmano.
La Liga Nacional por la Democracia (LND) que encabeza Suu Kyi reprochó al senador no haber obtenido el perdón para la Nobel de la Paz y los más de 2.000 presos políticos que siguen encarcelados.
Webb aseguró que sí trató el asunto con Than Shwe y se mostró optimista sobre una futura amnistía. La LND y grupos de la disidencia en el exilio consideran que Yettaw hizo un flaco favor a su causa con su intromisión y que han pagado justos por pecadores.
El estadounidense fue detenido el pasado mayo por entrar ilegalmente en la vivienda de la activista, donde pasó dos noches tras llegar nadando por el lago Inye sin haber sido invitado por La Dama.
Además, su intrusión ocurrió escasos días antes de que fuera a expirar el arresto domiciliario que cumplía desde 2003.
Suu Kyi, quien ha vivido privada de libertad durante casi catorce de los últimos veinte años, fue sentenciada a tres años de trabajos forzados, pero Than Shwe ordenó conmutar la pena por otros 18 meses de confinamiento en su casa.
Durante el juicio, Yettaw afirmó que tuvo en un sueño la visión de que la activista iba a morir asesinada y decidió ir a su domicilio para advertirle del peligro.
Pocos se creen su historia, y el régimen birmano le acusó de ser un agente infiltrado por un gobierno extranjero con el objetivo de causar revuelo para forzar la puesta en libertad de Suu Kyi.
Yettaw, un mormón y ex soldado en delicado estado de salud, ha sido considerado a lo largo del proceso como el chivo expiatorio de la Junta Militar, que encontró en él la excusa perfecta para volver a amordazar a la Nobel de la Paz e impedir así que participe en las elecciones del próximo año.
De celebrarse finalmente, esos comicios serán los primeros desde 1990, cuando la LND aplastó en las urnas al partido de los generales, un veredicto popular rotundo sobre su mandato que nunca acataron.