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Jerez

“Las mujeres somos motor de cambio en las zonas rurales”

Yolanda Sanz, gerente del GDR Campiña de Jerez, defiende la integración de la mujer en la vida social, económica y política de la zona rural

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  • Yolanda Sanz, gerente del GDR Campiña de Jerez -

Yolanda Sanz Olmo lleva como gerente del GDR Campiña de Jerez desde mayo de 2016, si bien forma parte del equipo técnico del Grupo de Desarrollo desde 2005. Su equipo está integrado por tres mujeres y cuenta con un Plan de Igualdad con el objetivo de promover la integración de la mujer en la vida social, política y económica del territorio. 

“En general, en las zonas rurales se carecen de servicios para la conciliación”

¿Cuáles son los objetivos del plan de igualdad en el Grupo de Desarrollo Rural? 

—El GDR Campiña de Jerez tiene entre sus objetivos integrar la perspectiva de género en el conjunto de las acciones llevadas a cabo en el territorio favoreciendo la conciliación de la vida laboral y familiar y promoviendo la integración de la mujer en la vida social, política y económica del territorio. Para ello, además de nuestra participación en proyectos de sensibilización o acciones de formación, entre otros, se optó hace más de 5 años por implantar un Plan de Igualdad en la organización. Entre las medidas  del plan  figura la redacción de ofertas de empleo de modo igualitario, realización de la formación en horario laboral siempre que la propuesta sea viable, y previa autorización por Recursos Humanos y la dirección de la entidad, promoviendo así medidas de promoción y formación profesional, adaptación del horario oficial a las diferentes necesidades individuales incidiendo en medidas para favorecer una distribución flexible de la jornada laboral, existencia de 7 horas anuales para uso de la plantilla en concepto de conciliación, etc.

¿Cuál es su experiencia respecto a la conciliación de la vida familiar y laboral en el medio rural?

—He nacido en el medio rural, por lo que conozco de primera mano las dificultades que para la conciliación de forma “reglada” tienen las mujeres del medio rural y digo mujeres y no “familias” porque somos nosotras las encargadas de conciliar. En general, en las zonas rurales se carecen de servicios para la conciliación, y los existentes tienen horarios limitados. No sólo hablamos del cuidado de los hijos e hijas sino también del cuidado de nuestros mayores. En mi caso, para atender a esta conciliación, además de la participación activa del padre, está la red de apoyo familiar, en la que se sustenta esta conciliación.

¿Cree que la brecha salarial entre mujeres y hombres es más pronunciada en el medio rural?

—Las mujeres del medio rural lo tenemos peor, ya que, durante años, nos hemos encontrado en una posición curiosa, es decir, participando de hecho pero no de derecho en la vida económica familiar a través de la economía sumergida.  En muchos casos, aún se considera el trabajo de la mujer como un “complemento” a la renta familiar, complemento que en ocasiones viene de su trabajo en la red de la economía sumergida o por su trabajo en las explotaciones o negocios familiares. Incluso como trabajadoras de pleno derecho, en muchas ocasiones, y al estar el salario ligado a una negociación privada entre las partes (empleador y empleada) éstas salen perdiendo en relación a los acuerdos que sus compañeros masculinos llegan a alcanzar por el mismo trabajo.

¿En el medio rural se notan más las diferencias de género que en las ciudades?

—En los últimos tiempos la situación en el mundo rural está experimentando evidentes cambios, sin embargo las mujeres rurales nos enfrentamos a una doble discriminación; por un lado, por el hecho de ser mujer y, por otro, por ser rural, a lo que habría que sumar la falta de  recursos formativos y dificultad de acceso a los existentes en los núcleos urbanos cercanos (factores clave para el empoderamiento de las mujeres y su integración al mercado laboral) yescaso acceso a servicios y transportes. La menor disponibilidad de transporte (público o privado) conlleva la dificultad de acceso a otros servicios, falta o carencia de equipamientos colectivos, culturales, existencia de una cultura rural (valores tradicionales que asignan a las mujeres el ámbito doméstico, y a los hombres la esfera pública) y falta o inexistencia de servicios para la conciliación con la consecuente carga del Triple Rol de la Mujer (trabajo reproductivo, trabajo productivo y participación Social). Todos ellos son elementos que nos llevan a las mujeres a emigrar hacia las áreas urbanas y el éxodo rural femenino es una situación en la que tenemos que incidir, ya que corremos el riesgo de sufrir una despoblación en nuestros entornos rurales.

¿Piensa que también en el medio rural existe el “techo de cristal” para las mujeres?

—La existencia del techo de cristal existe, e incluso en muchos casos éste puede ser mayor por la carencia de recursos y todos los problemas anteriormente citados.

¿Qué es para ti ser mujer en el medio rural?

—Las mujeres habéis sido, somos y seguiremos siendo motor de cambio y transformación de nuestras zonas rurales.  Las mujeres debemos ser parte activa del proceso de desarrollo ya que el empoderamiento y la autonomía de las mujeres así como la mejora de su situación social, económica y política son elementos fundamentales para el desarrollo sostenible de nuestras zonas rurales. A través de la participación de la mujer se contribuye a construir una nueva realidad social, más igualitaria de modo que se sienta protagonista y pieza del motor que impulsa el desarrollo de su zona.

Indique alguna propuesta para mejorar la situación de la mujer en el medio rural.

—Somos conscientes y cada día más de las oportunidades que nos ofrece el medio rural frente al urbano: calidad de vida del medio rural, que se traduce en una mayor tranquilidad, contacto con la naturaleza, mayores relaciones personales y que refuerzan la identidad del grupo, emergencia de nuevos yacimientos de empleo. Ofreciendo nuevas perspectivas a la población rural en su conjunto, abriendo asimismo nuevos horizontes a las mujeres que estamos aprovechando estas oportunidades. Para ello necesitamos mayores servicios, formación, financiación adaptadas a las necesidades y características de las zonas rurales, etcétera.

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