El juez instructor de la causa por la muerte violenta del niño de ocho años Gabriel Cruz en Níjar (Almería) ha ordenado una nueva ronda de testificales y ha citado a declarar en mayo a la hija de la autora confesa del crimen, Ana Julia Quezada, quien se encuentra en régimen de prisión provisional por la comisión de presuntos delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral.
El magistrado Rafael Soriano, quien ya anunció a las partes el pasado día 19 que acordaría nuevas diligencias de prueba en este sentido, llama a declarar en un auto a cuatro personas, que deberán comparecer en el Juzgado de Instrucción 5 de Almería el 10 de mayo, según han confirmado a Europa Press fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).
Esta ronda de testificales llega tras una primera tanda celebrada los días 10 y 19 de abril, y en la que participaron el exnovio de Quezada, con quien regentó un establecimiento hostelero ubicado en Las Negras después de que ambos decidiesen trasladarse desde la ciudad de Burgos en la que residían y al que intentó implicar colocando una camiseta del niño en las inmediaciones de la depuradora de Las Negras, un amigo de la pareja, una menor que es prima Gabriel Cruz y su madre.
En la segunda jornada prestaron declaración en calidad de testigos una amiga de Ángel Cruz, el padre de Gabriel, otra persona relacionada con su entorno, el jefe del parque de bomberos de Almería y un agente de la Policía Local de Níjar que confirmó que la zona donde se encontró la citada camiseta había sido registrada horas antes del presunto hallazgo sin que diera resultado alguno. Todos sin excepción se ratificaron en sus manifestaciones ante la Guardia Civil.
Al margen de la hija de Quezada, están citados como testigos un familiar de Ángel Cruz y otras dos personas relacionadas con su entorno, según adelanta este miércoles el diario 'La Voz de Almería', que precisa que la hija de la autora confesa de la muerte del niño reside en Burgos y tendrá que responder previsiblemente sobre las conversaciones con su madre durante los 13 días en los que se prolongo la búsqueda de Gabriel.
Según trascendió tras la detención de Ana Julia en la Puebla de Vícar el 11 de marzo, cuando transportaba el cuerpo sin vida del pequeño en el maletero de su coche, la joven, de 24 años, sufrió una crisis de ansiedad por la que precisó atención hospitalaria.
PRIMERAS TESTIFICALES
Cabe recordar que Patricia Ramírez y Ángel Cruz, padres de Gabriel, ya comparecieron el 22 de marzo durante dos horas ante el magistrado en calidad de testigos y acompañados por los letrados Francisco y Miguel Ángel Torres ya que se han personado como acusación particular en las diligencias que se siguen contra Ana Julia Quezada, ex compañera sentimental del progenitor, por la presunta comisión de delitos de asesinato, detención ilegal y contra la integridad moral. Poco antes de la cita, remitieron un comunicado a los medios de comunicación en que aseguraban que se enfrentaban "sin duda" a "uno de los días más duros".
El juez instructor les tomó declaración por separado para indagar en aspectos que permitan aclarar cuál era la relación del niño con Quezada y conocer detalles de su comportamiento hacía ellos durante los 13 días en los que se mantuvo su búsqueda desde que se perdiera su rastro el 27 de febrero en Las Hortichuelas.
Durante este periodo, según considera indiciariamente la investigación y se recoge en el auto de ingreso en prisión provisional, la autora confesa de la muerte, "dio una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del niño" y "mantuvo el engaño, aumentándolo hasta el punto de colocar ella misma una camiseta del menor en el monte.
El magistrado Rafael Soriano también tomo declaración en calidad de testigo el 23 de marzo a la abuela paterna de Gabriel, de 84 años. Compareció durante media hora y, según los abogados de la acusación particular, fue un trance "muy doloroso".
Ella estaba junto a Gabriel y la única sospechosa del crimen cuando se vio por última vez con vida al pequeño y la investigación sostiene que esta última "aprovechó un momento temporal en el que sabía a solar con el niño y que la abuela no lo iba a controlar" para, mediante "engaño" o "promesa de devolverlo pronto a jugar", llevárselo a la finca familiar de Rodalquilar en la que habría ocultado el cadáver.
El informe ampliatorio de la autopsia del niño señala que la muerte violenta se produjo entre "una o dos horas después" de comer. El preliminar dató el deceso el mismo día de su desaparición, el 27 de febrero, y apuntó como causa de la muerte asfixia.