Músico arraigado a esta capital, comenzó en el heavy y ha llegado al blues tras una trayectoria musical enriquecedora. Con 17 años ya tocaba en bandas y su guitarra ha sido una compañera inseparable. La ha tocado siempre, pero hoy este lutier se ha convertido en uno de los fabricantes de cigar box guitar más reconocidos, un artesano de guitarras originales, hechas con artículos reciclados como latas de aceite, sartenes e incluso braseros.
A Manuel Cano Gámez (Jaén, 1968) siempre le ha interesado la música, pero el blues era su gran desconocido y hoy lo maneja por haber encontrado su sonido original a través de las guitarras que hace. “Me fascinó el origen del blues. Todo guitarrista busca el sonido que dejaron aquellas guitarras y me atreví con la fabricación. El sonido es envolvente”, recuerda, reconociéndose el originario de las comunidades afroamericanas del sur de Estados Unidos.
La música y su trabajo de lutier han ido siempre unidos. Sus manos materializan sus ideas creativas, construyendo guitarras a partir de cajas de puro, de madera envejecida y materiales reciclados. “Tengo la cabeza llena de ideas y las saco fabricando guitarras”, dice el artesano, asociado con Tony Arroyo, un “magnífico diseñador”. Con su empresa, ‘LoLuthier’, están haciendo “modelos magníficos” y reconoce que está “muy contento co los resultados”.
Tras más de un lustro de trabajo, ya tiene en la calle más de un centenar de guitarras, repartidas por el territorio nacional. Su carta de presentación más importante fue el BluesCazorla, un festival que adquirió 25 de sus originales guitarras, hoy en manos de músicos internacionales que hacen sonar el blues como antaño.
Su primera guitarra hecha a partir de una lata de aceite de oliva (oil guitar) se la propuso el reconocido guitarrista de ‘El Gran Oso Blanco’ Sebastián Bautista. Le regaló una lata de la almazara donde trabajaba su abuelo y la convirtió en guitarra, hoy expuesta en el pub Rock States. Fue el punto de inflexión de Cano para sumar a las cigar box, guitarras hechas con materiales reciclados.
Lleva en la música desde 1985 y desde los inicios de Los Ambolias como bajista. “Subo al escenario con la misma ilusión del primer concierto. Intento sacar lo mejor de cada canción”, asegura el músico. Estuvo en el Conservatorio Profesional, pero lo dejó. Ahora, reconoce que haberse saltado tantas reglas le ha permitido llegar en la música a sonidos impensables cuando comenzaba.
Desde finales del año 2016 toca en ‘Four Strings’, una banda de cigar box que se mueve por el blues y el rock de raíces americanas. “El público ha reaccionado muy bien. Se sorprende de que se pueda tocar con instrumentos tan peculiares”, afirma.
Manuel Cano fue pionero en la fabricación de estas guitarras y su grupo, el primero en subir al escenario estos instrumentos. “No he inventado nada, sólo he rescatado estos instrumentos y los he sacado a la luz tras años de investigación”, apunta.
Detrás han llegado encargos. “Me siento orgulloso de que músicos y grupos se suban al carro de este tipo de instrumentos porque son espectaculares”, afirma. Sin embargo, lo que le parece “de mal gusto y poca educación” es que le copien su trabajo. “Si copian mi trabajo significa que lo que hago es bueno. Visitando mi página web se consiguen los datos necesarios para copiar un artículo y fusilarlo. Ahora, hay quien investiga sobre mi trabajo para fabricar”, espeta.
No hay dos guitarras iguales y la artesanía que les brinda le lleva días de fabricación. “Rara vez quito de la mesa de trabajo una guitarra para hacer otra. Todas son diferentes y personales”, explica. Utiliza abridores de botella, tapones de la cerveza Alkázar como botones de volumen y tono, y hasta tornillos en lugar de cejillas para subir las cuerdas. No hay caja de madera ni material reciclado que se le resista.
El 26 de mayo, ‘Four Strings’ estrenará su primer trabajo de estudio en Murcia. En Jaén aún no tienen fecha ni sala para tocar, aunque este mes dispondrán del disco, con seis temas y con ‘Agroblues’ como posible título. “Hemos tocado en todos los sitios donde se puede tocar, pero en Jaén hacen faltas más salas. Los músicos necesitamos nuevo público, llegar a más gente”, termina.