El futuro del sector aceitero pasa por buscar un nuevo modelo de producción y comercialización basada en una estrategia de calidad y valor frente al volumen, que logre reposicionar el aceite como un producto con precio. Así se expuso ayer en unas jornadas organizadas por UPA y el grupo Deoleo, donde se apostó por valorizar el olivar tradicional y diferenciar su aceite con un valor acorde a la máxima calidad producida. “Hay que reforzar las medidas legislativas de forma que no tengamos que lamentar prácticas comerciales desleales puestas en práctica por la gran distribución que banalizan el producto y lo presentan como producto reclamo, con políticas abusivas de venta a pérdidas, lo que hace que el consumidor tenga un mensaje erróneo, porque no percibe que tiene en sus manos un aceite de calidad y saludable a un precio razonable”, señaló el secretario provincial de la UPA, Cristóbal Cano, durante la inauguración de las jornadas que congregaron en el Ifeja a unos 400 olivicultores. Cano lamentó que Jaén sea el lugar donde más bajo han caído los precios en origen del aceite de oliva.
Por su parte, el presidente de Deoleo, Pierluigi Tossato, abundó en la misma línea: “Este sector necesita una profunda transformación, ya que se encuentra anclado en el círculo vicioso de la desvalorización que debemos revertir, empezando por los agricultores, que deben plantearse cambiar la mentalidad cortoplacista de producir buscando el volumen y no cuidando la calidad. La campaña actual es un ejemplo de ello: no se encuentran aceites de calidad en España. Consideramos que hay que cambiar determinadas prácticas actuales, como la recogida tardía buscando el máximo rendimiento graso, para pasar a una recolección temprana o más temprana, que es lo que garantiza producir aceites de más calidad. Y es fundamental que las inversiones que se hagan en el sector se realicen con visión de futuro, porque se está descuidando el olivar que provee el aceite de mayor calidad”.
También el consejero de Agricultura, Rodrigo Sánchez Haro apostó por aumentar el poder negociador del agricultor dentro de la cadena de valor para luchar contra “la banalización” del producto. “No se puede permitir que se vendan nuestras producciones de calidad por debajo de los precios a los que se producen”. Y Francisco Reyes, presidente de Diputación, admitió que la unión y concentración de la oferta sigue siendo una de las asignaturas pendientes.