El fiasco de los tres kioscos municipales que construyó el actual Gobierno local, dos de los cuales se quedaron desiertos durante el proceso de adjudicación allá por el mes de mayo, y el otro que fue para Óscar Aragón y que ha tenido que cerrar sus puertas cuatro meses después debido a las deudas contraídas, no ha pasado desapercibido para la Asociación Isleña de Hostelería y Turismo, que pide un cambio de uso y de localización para los mismos.
Así, desde Asihtur se entiende que dichos equipamientos serían ideales para convertirlos en puntos de información turística de la ciudad, aunque siempre haciendo un estudio pormenorizado sobre las horas de apertura y, además, que sean un cauce de comunicación para la ciudadanía y los visitantes sobre las actividades que a lo largo de todo el año desarrollan las diferentes entidades, colectivos y asociaciones de San Fernando.
Desde la asociación hostelera se entiende que “estos puntos no existen actualmente en la ciudad y serían un complemento perfecto para las pretensiones de San Fernando de convertirse en ciudad turística”.
Eso sí, consideran que es clave un cambio de su emplazamiento actual y que se coloquen en zonas como el centro comercial de Bahía Sur, la céntrica plaza del Rey o los alrededor del Castillo de San Romualdo.
Por otro lado, desde Asihtur dicha medida debe de verse complementada con un cambio de diseño en los tres kioscos municipales, que cabe recordar que en la actualidad están situados en Almirante León Herrero, el paseo General Lobo y la calle Juan Sebastián Elcano.
Óscar Aragón cerró el suyo tras cuatro meses
El isleño Óscar Aragón se ha visto obligado a poner fin a su aventura empresarial cuatro meses más tarde desde que la iniciara. Las importantes deudas que ha acumulado durante este periodo y también, según ha indicado él mismo, unos problemas con la ventilación del kiosco, situado en la avenida Almirante León Herrero, le han llevado a que haya tenido que tomar dicha decisión de echar el cerrojazo.
Cabe recordar que Aragón había dedicado prácticamente los tres últimos años de su vida a emprender su particular cruzada contra el Ayuntamiento para abrirse un hueco en el mundo laboral a través del autoempleo.
Tras muchas horas de concentración en plenos y actos públicos del Gobierno local, logró hacerse con unos de los tres kioscos municipales que se pusieron en la ciudad, concretamente junto a El Barrero. Sin embargo, su puesta en marcha no fue demasiado fácil después de su adjudicación, puesto que el Gobierno local se demoró en demasía en entregarle las llaves y, además, había problemas con el suministro eléctrico del equipamiento. Fue en julio finalmente cuando abrió sus puertas, pero cuatro meses más tarde ha tenido que decir adiós a un sueño del que ha tenido que despertar.
