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Lunes 18/11/2024
 
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Jaén

Barrios llenos de luz y muchas sombras

Los barrios de Valdeastillas, La Granja, Santa Isabel, Las Fuentezuelas, Peñamefécit y el Gran Eje presentan problemas comunes y virtudes que los hacen únicos

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En la Avendida de Barcelona.

Valdeastillas.

Las Fuentezuelas.

Plaza de La Igualdad.

Gran Eje.

Peñamefécit.

Fuentezuelas.

Avenida de Barcelona.

Las Fuentezuelas.

Las Fuentezuelas.

Santa Isabel.

Entrada o salida a Jaén, según convenga, los barrios del distrito Oeste son la primera carta de presentación de la capital, lugares de residencia para vecinos y puntos de encuentro para jienenses. Los barrios de Valdeastillas, La Granja, Santa Isabel, Las Fuentezuelas, Peñamefécit y el Gran Eje presentan problemas comunes y virtudes que los hacen únicos.

El estado del mobiliario, las calles y calzadas, las zonas verdes y de ocio, además del mantenimiento urbano, son las cuestiones a mejorar con micropolítia que ha de buscar el bienestar de todos.

La radiografía vecinal es fruto de la realidad diaria de quienes viven, utilizan sus áreas recreativas, pasean por sus calles y compran en sus comercios.

Jaén da la bienvenida con Valdeastillas, zona residencial con carencias como el parque de ocio infantil y las instalaciones deportivas, con elementos de juegos que no se pueden utilizar y una vegetación crecida que señala su abandono. Como el del que iba a ser el parque acuático de la ciudad, una zona fantasma que no se puede esquivar para llegar.

El barrio de Las Fuentezuelas es una zona de la capital llena de luz, pero en el que cada vez hay más sombras y sus vecinos denuncian la situación.

La zona comercial caracteriza al barrio, con bloques de viviendas con bajos comerciales en los que el pequeño empresario ha abierto un negocio. Pero también cierran y cada vez se ven más locales vacíos. Al lado del estanco de Manuel Jesús Vico, en la calle ‘Fuente de la Plata’, hay tres negocios cerrados. “El último en cerrar ha sido una peluquería”, confirma un empresario que reclama más seguridad en la zona. No es que haya sufrido robos, pero sí reconoce que la iluminación es pobre y la zona  oscura para el tránsito de peatones. “Es un barrio bueno. Me gusta el sitio y por eso aposté por abrir mi negocio. No sé por qué nadie se anima a abrir los locales cerrados”, asegura.

En la misma calle, Constancia Bruque lleva 20 años al frente de la pescadería ‘La Parada’. “El negocio se mantiene porque la clientela es fiel. La zona ha sufrido el impacto de las grandes superficies que abrieron”, refiriéndose a reconocidas firmas de supermercados que han dotado al barrio en los últimos años de este servicio, agradecido por sus vecinos también. Afirma que “a los vecinos les gusta tener un comercio de proximidad, una atención cuidada” y ésta es una nota característica en este distrito, donde el comercio tradicional sube la reja cada mañana.

Un ejemplo es el barrio del Gran Eje, con dos márgenes comerciales que resisten a una zona con tráfico complicado y escasas y delimitadas zonas de aparcamiento. La variedad de comercios lo convierte en un centro comercial abierto, la ‘otra zona centro’ de la capital, para la que reclaman más atención en limpieza.

El asfaltado denota el desgaste por el tránsito de vehículos y son necesarios más pasos de peatones controlados por semáforos, ante la velocidad con la que se circula. En la Avenida de Barcelona, el conductor tiene que esquivar desde hace años hoyos profundos que dañan vehículos y causan accidentes de tráfico. Vía con gran afluencia de tráfico, su arreglo es una urgencia, como el de la calle Europa, en Las Fuentezuelas, en un estado vergonzante.

El mobiliario urbano es una asignatura pendiente. Las mejoras pasan por la colocación de papeleras y bancos para el descanso, especialmente en zonas de ocio como los parques, uno de los servicios más demandados por las familias. Se reúnen niños, jóvenes, adultos y ancianos y todos tienen las mismas necesidades, una mejor conservación. Ocurre en la Ciudad de los Niños, de Las Fuentezuelas. “El parque es una preciosidad, pero está abandonado. Se echa de menos el mantenimiento. Se hace botellón y hacen uso del mobiliario. Es un parque para el esparcimiento de los más pequeños y al final, las familias tenemos que estar pendientes de que los niños no se hagan daño”, lamenta Consuelo López. En todos los barrios “se echa de menos la limpieza a fondo de las calles”.

Así ocurre en ‘Peñamefécit’. “El barrio está muy sucio. Pasan los barrenderos, pero las calles están sucias y huele muy mal”, lamenta Vicente Ramiro. El estado del barrio se debe a la dejadez vecinal. Hay quien tira una lata de bebida al alcorque de un árbol y las calles están minadas de excrementos de perros. Las fachadas de las viviendas muestran manchas de orina que desprenden olores insoportables. El servicio de limpieza pasa, pero es necesario con carácter de urgencia baldeos con desinfectantes.

Igualmente, en Las Fuentezuelas hay numerosas calles en las que las zonas verdes están secas o destrozadas, siendo lugar habitual para paseantes que no cuidan la limpieza, dejando los excrementos sin recoger, las papeleras vacías y el suelo lleno de desperdicios. Zonas como la Plaza de la Igualdad mantienen una imagen limpia, pero le resta el estado del mobiliario, con una infraestructura sin cuidar, llena de pintadas que estéticamente dañan su imagen. El suelo del parque infantil está deteriorado y los elementos de juego, desgastados.

Peñamefécit ha cambiado en la última década, pasando de ser una “zona cuidada a un barrio descuidado, al que al final no le coges cariño porque la pobreza atrae a la pobreza y el deterioro también es fruto de la falta de atención vecinal”, denuncia Vicente Ramiro.

La imagen del barrio contrasta entre bloques en mal estado, pisos antiguos y zonas de casas más cuidadas. Es una barriada de “buena gente”, porque es “un barrio pequeño y los vecinos están muy unidos”, dice Marta Toledano. “Hace diez años sí lo recomendaría como barrio, pero ahora hay mucho vandalismo, se cometen muchos robos y hay peleas porque se mueve droga”, valora. Igualmente, reclama más presencia policial. “Si ocurre algo tardan mucho en venir”, lamenta. También hay vandalismo en Las Fuentezuelas, donde “el estacionamiento en doble fila está ocasionando ralladuras de vehículos y golpes”, según denuncia Diego del Río, que también denuncia que “llamas a la Policía, vienen, pero no hacen nada”.

En Santa Isabel, su esperado centro de mayores sigue acumulando suciedad, ante la atenta mirada de jienenses que esperan su apertura. La infraestructura está cada vez más deteriorada y la sede vecinal cada vez más llena de mayores que no tienen otro lugar dónde ir.

Le da la vida el pabellón deportivo Manuel Jara Labella y parques como el dedicado a Santi Rodríguez y el que colinda con La Granja. “Son lugares de esparcimiento, dotaciones que hacen mejor al barrio”, dice José Cruz. Sin embargo, plazas como la de Villalobos, también en Santa Isabel, se quedan solitarias, y otras zonas ajardinadas han dejado de serlo.

El parque de la Plaza Virgen del Carmen, entre vías en muy mal estado, cuenta con un mobiliario pintado.

Estos barrios conforma un distrito dotado de servicios como la piscina de Las Fuentezuelas, la sede de la Universidad Municipal en el Gran Eje, la Escuela de Idiomas y el Mercado de Abastos en Pañamefécit; y el polideportivo de Santa Isabel, con un servicio de transporte que les permite estar comunicados; pero con calles con suciedad incrustada, parques sin mantener, aceras sin reponer, fachadas pintadas, vías parcheadas, zonas que ya no son verdes y un asfaltado muy mejorable. Son evidencias materiales que requieren inversión municipal, y evidencias inmateriales, como el incivismo, que llaman a un mayor cariño vecinal por los barrios de la capital.

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