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26M (y III): El PSOE y el ratón vacilón

El PSOE podrá presumir el próximo domingo de ser el partido más votado en la provincia, pero le siguen faltando victorias de prestigio

  • Pedro Sánchez junto Mamen Sánchez, Susana Díaz e Irene García -

Esta semana se ha cumplido un año de la última visita de Mariano Rajoy a la provincia de Cádiz. Fue en Jerez, donde presentó a los candidatos con los que el PP iba a comparecer en las elecciones municipales de 2019. Aquel PP eufórico, seguro de sus posibilidades y crecido ante la adversidad -“y sin embargo se mueve”, que reiteró Antonio Saldaña en su discurso-, estaba a punto de pisar arenas movedizas, casi empujado a traición.

Nadie podía imaginar en aquel momento cómo iban a precipitarse los acontecimientos en apenas unas semanas, y mucho menos que el PSOE pudiese llegar a las municipales de un año después en posición tan ventajista. No sé si les servirá de consuelo, pero tampoco el PSOE lo imaginaba, incluso después de haber perdido la presidencia de la Junta de Andalucía.

A una semana de los comicios, los socialistas están convencidos de que van a pintar de nuevo de rojo el mapa de la provincia, pese a las fluctuaciones de votos que puedan producirse en beneficio del PP, que debería recuperar buena parte del voto “prestado” a Vox en las generales, ya sea por incomparecencia o por falta de discurso, e incluso del que fue a parar en favor de Ciudadanos, aunque en este caso es más que probable que el PSOE también pueda ser beneficiario de la situación, lo que, en definitiva, vendrá a acrecentar el eterno duelo en las urnas entre socialistas y populares.

La tendencia, en todo caso, beneficia a los primeros, aunque vuelva a poner de manifiesto una vez más las virtudes y los defectos con los que afronta estas municipales: ser el más votado, lo que le garantizaría mantenerse al frente de la Diputación de Cádiz, aunque con nulas opciones de lograrlo en dos de los municipios más importantes de la provincia: Cádiz y Algeciras.

Es, sin duda, la gran asignatura pendiente del PSOE, que en la década de los noventa perdió para siempre su predominio incontestable en ciudades de relevante peso socialista, y cada vez más relevante población, y donde ya solo ha podido forzar la alternancia como remedio a lo inevitable. Jerez, en la que apenas cobró protagonismo en el pasado frente al andalucismo en vena inyectado por Pedro Pacheco, ejemplifica el caso a la inversa, el de una trabajada conquista que, pese a todo, fue incapaz de consolidar en un primer momento, entre otras cuestiones porque Pilar Sánchez no acabó de gestionar en consecuencia su triunfante mayoría absoluta.

Ahora ha tenido una segunda oportunidad para lograrlo, de ahí que llame la atención la falta de diligencia mostrada por la Junta de Andalucía, lenta e impasible en sus compromisos con proyectos como el centro del motor o el museo del flamenco, cuyas obras ya debían estar en marcha, y que pueden resultar claves para el futuro de la ciudad.

En este sentido, el PSOE podrá presumir el próximo domingo de ser el partido más votado en la provincia, de mantener su predominio en poblaciones pequeñas, en comarcas enteras, e incluso mantiene intactas sus opciones de seguir gobernando en ciudades importantes, caso de El Puerto, San Fernando, Chiclana, Arcos o Sanlúcar, pero le sigue faltando una victoria de prestigio, y ésa sólo puede llegarle a través de Cádiz, Jerez o Algeciras, algo que, por otro lado, sólo podría estar en condiciones de lograr en la segunda de ellas, y pendiente de si le serviría para formar gobierno.

El ejecutivo de siete concejales -seis, de facto- con el que Mamen Sánchez ha gobernado la ciudad estos cuatro años ha podido equivocarse en muchas de sus decisiones, e incluso evidenciar sus carencias al convertir en extraordinarias las iniciativas que formaban parte de su obligación, pero no ha sido el desastre que muchos auguraban. Le ha bastado con no caer en los excesos, mantener la paz social y tener claras  una serie de prioridades esenciales. Un bagaje que, a diferencia del resto de partidos, tendrá más importancia que su propio programa electoral.

Para anticipar la respuesta a si logrará el aprobado o el suspenso del electorado tal vez no sea necesario recurrir a las encuestas; podría bastar con haber hecho cola esta feria durante media hora para subir al ratón vacilón y observar a tu alrededor. O en el ambulatorio. Donde, simplemente, pasa la vida y nadie necesita posar para un selfie, sólo observar -con margen de error-.

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