No hay mejor muestra de cómo le puede cambiar la vida a una persona que darle una oportunidad. Este es el caso de los jóvenes menores de 30 años que han participado en el programa Incorpora Joven, puesto en marcha por la Obra Social de la Caixa, a través de la asociación Alendoy de Cádiz.
Una quincena de chicos y chicas de entre 16 y 29 años procedentes de distintos puntos de la provincia se han formado en lo que se llama “operaciones básicas de hostelería” durante varias semanas y ahora darán el paso a las prácticas en distintos restaurantes y bares de la zona. Entre ellos se encontraban jóvenes que estuvieron cuando eran menores en pisos tutelados por la Junta, así como inmigrantes que buscan su oportunidad laboral.
La Fundación Cajasol convertía la segunda planta de la Casa Pemán en una cafetería donde se encontraba un público muy especial que iba a ser atendido por estos jóvenes que van buscando dar un giro a su vida, tener una oportunidad laboral y una formación que les permita acceder a ese mercado de trabajo.
Alendoy ha intentado, además de poner de manera ilustrativa el punto y final a la formación teórica, “hacer algo social, y por eso hemos invitado a representantes de asociaciones de mujeres de Cádiz y personas mayores de la residencia Adema que se encuentra en Cánovas del Castillo”, explicaba el portavoz de la asociación, Álvaro Zaldívar.
Es como una “puesta de largo” para la formación sobre hostelería que se le ha venido ofreciendo. Por las dependencias de la Casa Pemán se veían correr las bandejas, los zumos, las tazas de café, y los bocadillos que se ofrecían a los que eran “sus primeros clientes”. Muchos nervios, muchas miradas cómplices, mucha empatía por parte de los comensales que atendían gustosos a estos proyectos de camareros. Delante y detrás de la barra se atendían las indicaciones, las peticiones de esos mayores que vieron que su jornada de lunes era bastante distinta a la de otras semanas. Los olvidos eran apremiados por el formador de los jóvenes que no les quitó el ojo de encima durante la jornada, donde se disfrutaba de un desayuno de lo más agradable.
Y para ellos, además de un reto era una posibilidad de demostrar lo aprendido, de probar antes de pasar al ‘cara al público’, de sentir ese tú a tú con el cliente, de corregir los fallos o saber ver más allá de los momentos.
Con el programa Incorpora, Alendoy lleva trabajando diez años, y con la formación destinada a jóvenes es el segundo año que participan, teniendo en 2018 una inserción de jóvenes del 60 por ciento, según los datos que maneja la asociación, lo que es un porcentaje “bastante alto, dados los perfiles de los chavales”, explica Zaldívar.
Las prácticas las hacen en establecimientos hosteleros de primer orden, con nombres como Arsenio Manila, el parador Hotel Atlántico, o el Atxuri, que permiten a los alumnos formarse con mayor calidad.
Entre los que no paraban un momento, quienes cogían la bandeja y salían volando camino de recoger los pedidos estaba José Manuel Benítez Pérez, de 18 años y natural de San Fernando. Se mostraba ilusionadísimo por haber descubierto la hostelería y lo que en un principio se tornaba como una aventura para él, ya lo veía como un futuro que le permitiera cambiar su situación económica y social.
“Lo he pasado tan duro en mi vida, que quiero practicar en la hostelería. Para mí creo que es una oportunidad, me veo trabajando en este sector”. Afirma haber aprendido mucho durante estas semanas sobre “tipos de copas, de cubiertos... Esto es muy grande”, asegura José Manuel, quien está deseando empezar a trabajar en La Alhóndiga de la localidad isleña, “y ya me siento muy integrado en la casa”.