El estado de alarma, decretado, prorrogado y pendiente de un nuevo alargamiento, por el Gobierno español a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, ha dejado un Domingo de Ramos atípico, antesala de una Semana Santa no menos excepcional. Las redes sociales y los canales de Internet se han llenado de solemnidad sin fieles, de misas solitarias y en 'streaming', de procesiones virtuales y memoria de semanas de pasión pasadas.
Pero, siempre hay quien se resiste. Como en el caso unos vecinos de la localidad malagueña de Rincón de la Victoria que en la tarde del Domingo de Ramos, como da muestra el testimonio gráfico de la agencia Efe, en una urbanización del municipio, vestidos de penitentes y con una cruz, han recorrido el interior del recinto donde residen durante la vigésima segunda jornada de confinamiento tras decretarse el estado de alarma.
En cualquier caso, alguien debería recordarles, que más allá de la anécdota, el confinamiento prohíbe estas cosas, las mande o no la fe cofrade.