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España

El Congreso afronta una desescalada que no gusta a todos

El Congreso de los Diputados también se encuentra inmerso en un debate interno sobre cómo acometer la "desescalada" y recuperar poco a poco su actividad

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  • CONGRESO DE LOS DIPUTADOS. -

El Congreso de los Diputados también se encuentra inmerso en un debate interno sobre cómo acometer la "desescalada" y recuperar poco a poco su actividad, aunque en el ritmo para hacerlo hay divergencias, especialmente la manifestada por el PP y su portavoz, Cayetana Álvarez de Toledo.

Distintas fuentes parlamentarias conocedoras de las conversaciones que al respecto se han producido en las dos últimas reuniones de la Mesa y de la Junta de Portavoces (7 y 14 de abril) han confirmado a Efe que no existe unanimidad sobre la manera con la que reanudar la actividad, ni tampoco sobre el papel que desempeñan los diputados en un periodo de confinamiento.

La reunión de la Junta del pasado 7 fue reveladora en este sentido, ya que se vivieron escenas de tensión tras pedir Álvarez de Toledo que al pleno siguiente fueran más diputados de los que van ahora. Aquella mañana sugirió que de los 88 parlamentarios del PP podría ir casi la mitad.

Todos los grupos, y Vox singularmente, protestaron por la idea, pues hasta la fecha están yendo sólo los diputados que se consideran imprescindibles. La asistencia a las sesiones plenarias celebradas en estado de alarma no llega al medio centenar.

Álvarez de Toledo contó su versión en la rueda de prensa posterior a la Junta de ese día.

Ya que defiende que los diputados hacen una labor esencial en una época como la actual, propuso que fueran en mayor número a los plenos y a las comisiones. El objetivo: reforzar la función de control al Gobierno.

Explicó que su iniciativa ni mucho menos pretendía contravenir las instrucciones de las autoridades sanitarias, y en concreto, las del plan que ha desarrollado un comité interno del Congreso, válido para los diputados, para sus asistentes y para todo el personal de la Cámara.

A los demás portavoces no les gustó la propuesta. De acuerdo con la versión de distintas fuentes, la secretaria general del grupo Vox, Macarena Olona, reprochó a la portavoz del PP que lanzara semejante propuesta y cuestionó su pertinencia.

Mencionó que el día antes más de una decena de diputados del partido de Santiago Abascal, entre ellos el propio Abascal, efectivamente fueron a sus despachos del Congreso, pero sin poner en riesgo en ningún momento la salud de los trabajadores. Acudieron con mascarillas y a las reuniones, en salas más espaciosas, no asistieron de más de tres personas.

Olona se mostró muy vehemente en la defensa de la decisión de Vox de la víspera.

No fue la única portavoz molesta. La del PSOE, Adriana Lastra, tildó la idea de Álvarez de Toledo de "boicot al confinamiento" de los españoles e Íñigo Errejón, de Más País, la criticó por "absurda" y por pretender no una intensa labor de oposición, sino que simplemente hubiera más diputados del PP "aplaudiendo" en los plenos.

Además, reparó en los riesgos que suponen los desplazamientos a Madrid cuando apenas hay billetes de tren o de avión y ni siquiera los hoteles están abiertos.

Hay diputados de fuera de Madrid, comenta un parlamentario a Efe, que están viajando en sus propios coches durante casi toda la noche anterior al pleno. Otros, sencillamente, se han quedado en sus apartamentos alquilados de la capital a pesar de residir en otras provincias.

Así que Álvarez de Toledo no encontró apoyo a su propuesta, pero como dijo en la rueda de prensa del día 7, no desistiría.

Retomó la opción de una "desescalada" más abrupta, aunque controlada, en la Junta del Portavoces del día 14.

Un poco antes, en la reunión de la Mesa, Ana Pastor introdujo dicho planteamiento y lo comentó con la presidenta, Meritxell Batet, quien ya estaba al tanto porque habían salido informaciones al respecto a raíz de una nota de prensa del PP.

Pastor planteó que había diputados de su grupo que estaban deseando ir al Congreso, de ahí que se mostrara partidaria de estudiar algunas opciones.

Álvarez de Toledo, como ella mismo explicó a la prensa, defendió en la Junta la puesta en marcha de una serie de medidas que permitieran que el Congreso fuera recuperando su "plenitud".

Sin embargo, antes que pedir que asistieran más diputados, solicitó un protocolo sanitario que lo certificase.

Entonces el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, abogó por aumentar el porcentaje que los grupos verbalmente tienen pactado ahora mismo: en vez del 10 por ciento sobre el total de escaños, un 15. La distancia entre diputados, si el umbral se elevaba en esta medida, seguiría siendo amplia, de unos dos o tres escaños.

Pablo Echenique, de Unidas Podemos, resumió el parecer de todos los demás grupos: "Eso no cambia nada", dijo, como recuerda un asistente.

Miembros de la Mesa puntualizaron que las recomendaciones sanitarias están claras desde hace tiempo, pues son las que difundió el comité de salud del Congreso la misma semana que se decidió suspender la actividad, el 12 de marzo: teletrabajo siempre que sea posible y acatamiento de las medidas esenciales de distancia e higiene.

Pero la suspensión ya se va levantando. Desde el pasado lunes se pueden presentar enmiendas y las mesas de las comisiones han comenzado a reajustar sus calendarios.

La semana que viene, además de un pleno larguísimo el miércoles, pues es probable que acoja el debate sobre una prórroga más del estado de alarma, comparecerá la ministra de Trabajo. Ya en ésta lo hizo el de Migraciones, Inclusión y Seguridad Social.

Aunque queda mucho todavía, el Congreso también quiere recuperar una "nueva normalidad", como la ha definido Pedro Sánchez.

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