El ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ha planteado esta misma semana el debate sobre la posibilidad de una enseñanza obligatoria hasta los 18 años, dos más que ahora, aunque ha matizado que la prolongación sería insensata si el sistema siguiera siendo rígido y todos tuvieran que cursar lo mismo.
“No todos tienen que estudiar el bachiller” después de la secundaria obligatoria (ESO); “hay otras formas de prepararse para el desarrollo de una vida digna profesional”, ha indicado en referencia a la FP.
En estos momentos, Países Bajos y Hungría son los estados de Europa donde el período de enseñanza básica es más largo, trece años, ya que comienza a los 5 y termina a los 18.
Algo parecido ocurre en un puñado de estados alemanes, desde los 6 hasta los 19 años, con la particularidad de que los tres últimos pueden dedicarse a cursar FP a tiempo parcial.
Son datos de este mismo curso 2009-2010 publicados recientemente por Eurydice, la red europea de información sobre educación, creada por la Comisión Europea y formada por una treintena de países, que mantienen su autonomía sobre cuestiones organizativas como la duración de los estudios.
En el lado opuesto se sitúan los ocho años obligatorios de Turquía y los nueve de Austria, Bulgaria, República Checa, Estonia, Lituania, Portugal, Eslovenia, Suecia y Liechtenstein.
También nueve dura en Finlandia, cuyos alumnos de 15 años están entre los que obtienen mejores resultados en ciencias, matemáticas y lectura de la evaluación internacional PISA, que convoca la OCDE.
En la mayoría de los estados de Alemania y en Bélgica y Polonia, los alumnos tienen que cursar un mínimo de doce años, entre los 6 y los 18, si bien los dos o tres últimos, según el país, pueden estudiarse a tiempo parcial.
En la media de diez años, aparecen Dinamarca, Irlanda, Grecia, Francia, Italia, Chipre, Rumanía, Eslovaquia, Islandia y Noruega; y en otros se llega a los once: Letonia, Luxemburgo, Malta y Reino Unido (excepto Irlanda del Norte, donde son doce).
La edad de comienzo varía también, entre los 4 años de Luxemburgo e Irlanda del Norte y los 7 de Estonia, Lituania, Finlandia y Suecia, en tanto que la conclusión se establece en los 15 ó 16 años mayoritariamente.
En este sentido, algunos países han decidido ya la extensión de la enseñanza obligatoria, como Portugal, donde se calcula que sea hasta los 18 años en 2012, y el debate está abierto en otros, como el Reino Unido.
Aunque son períodos y edades de primaria y secundaria obligatorias fijados por las legislaciones nacionales, el tiempo real puede ser mayor en función de las repeticiones y debido a la alta escolarización infantil en la práctica, que en España también es etapa gratuita desde los 3 años.
En la educación española, la Ley Orgánica de Educación (LOE), indica que la enseñanza básica va de los 6 a los 16 años, edad ésta última que corresponde teóricamente al cuarto y último curso de la Secundaria Obligatoria (ESO).
Añade que los alumnos que no se graduen en ESO a los 16 años tienen derecho a permanecer en régimen ordinario cursando la enseñanza básica hasta los 18.
El título de graduado en Educación Secundaria Obligatoria permite acceder al bachillerato, a la FP de grado medio, a los ciclos de grado medio de artes plásticas y diseño y deportivas “y al mundo laboral”.
En estos momentos, aproximadamente uno de cada cuatro alumnos no consigue graduarse en ESO a los 16 años y en torno al treinta por ciento de los jóvenes de entre 18 y 24 años no ha completado la secundaria postobligatoria ni sigue ninguna educación o formación.
La comunidad educativa se ha preguntado estos días si aumentar la permanencia escolar resolvería de veras o sólo “estadísticamente” el fracaso en la Educación Secundaria Obligatoria y el abandono educativo, que en España rondan el 25 y el 30%, respectivamente.
Además se han mencionado asuntos como “los objetores escolares”, el incremento presupuestario, la extensión de los conciertos o la edad mínima laboral.
Para el sindicato STES, la idea de ampliar hasta la mayoría de edad es “interesante” en consonancia con la necesidad de alargar la formación de las personas, pero advierte que antes se debe dar prioridad a las inversiones en las etapas obligatorias vigentes.
También duda de que más tiempo en las aulas modere el fracaso escolar, dado que éste también se produce en niveles postobligatorias, como el bachillerato.
De manera similar, el sindicato CSIF opina que no es la solución, sino que podría agravar las dificultades, y apunta la “urgencia” de ampliar el bachillerato a tres años.
La patronal de centros CECE asegura que ya defendía la ampliación hasta los 18 años y propone que el último curso de la ESO sirva para preparar el bachillerato o la FP, según elijan los alumnos.