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Sábado 16/11/2024
 

Arcos

Arcos necesita una apuesta por la calidad del medio ambiente

Artículo de opinión

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  • Arcos de la Frontera. -

Por Mari Ángeles Palacios Jiménez
(Licenciada en Ciencias del Mar, especializada en Administración y Gestión Ambiental. Miembro de AMA Natura-Ecologistas en Acción)

El pasado 14 de abril de 2020, en pleno estado de emergencia sanitaria, se aprobaban en la Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Arcos los primeros pasos administrativos para retomar el proyecto de actuación para la creación de un centro de desarrollo para la movilidad sostenible. Ubicado en el mismo lugar que su circuito antecesor, en la Finca las Hoces (término municipal de Arcos) y bajo la titularidad de la misma empresa promotora, Arcos Sun Invest SL, de capital belga (Philippe y Laurent Jaspers).

En esta ocasión se presenta con otro título , en vez de circuito de velocidad para experimentar con coches eléctricos de alta gama. Ahora se trata de un centro para promover la movilidad sostenible experimentando con motores eléctricos ¿Qué de coincidencias verdad? Además, se han iniciado actuaciones en la zona y se puede observar el trazado de las pistas del circuito sobre el terreno.

Es llamativo también que nuestro Ayuntamiento se base en instrumentos y medidas legislativas aprobadas por el Gobierno andaluz (PP, Cs y Vox), como es el Decreto ley 2/2020 de 9 de marzo, de Mejora y Simplificación de la Regulación para el Fomento de la Actividad Productiva en Andalucía, el cual modifica 21 leyes y seis decretos, siendo aprobado por un reducido número de parlamentarios andaluces presentes y que supone un retroceso histórico en materia ambiental, por lo que ha sido recurrido por su propio partido en Madrid (PSOE), junto al otro grupo de oposición (AA), por falta de transparencia y atentado contra la participación pública, además de uso ilegal de las atribuciones parlamentarias.

AMA Natura-Ecologistas en Acción ha presentado un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional contra este Decreto Ley con el fin de restituir las garantías legales ambientales en Andalucía.

Dejando atrás las cuestiones técnicas y burocráticas de los procesos administrativos de nuestra política oficial, me gustaría enfocar y recuperar del olvido al movimiento social y ecologista que se creó en el 2017 en contra de la construcción del circuito de velocidad junto al lago de Bornos. Fue un ejemplo de movimiento ciudadano organizado y participativo, el cual logró paralizar dicho proyecto con la Ley y la Justicia por bandera.

Detrás de esta resolución del Gobierno autonómico se articuló una red de cooperación entre colectivos ecologistas, plataformas vecinales y personas a nivel individual, que de manera voluntaria y altruista nos organizamos para proteger nuestro patrimonio natural y nuestra tierra, como un acto cargado de conciencia ambiental y justicia social.

Realizamos un arduo y extenso trabajo de estudio de leyes y normativas ambientales, solicitando documentación técnica al respecto a las diferentes administraciones gestoras y organizando una campaña de difusión sobre el proyecto. Además de presentar alegaciones justificadas, organizamos una recogida de firmas y convocamos dos charlas informativas -en Arcos y Bornos- al ser los municipios que mayormente se verían afectados por los impactos del circuito.
Con la intención de arrojar luz sobre al proyecto a la ciudadanía, ejercimos el propio movimiento social la labor de transparencia y acceso a la información ambiental como derecho de todo ciudadano por Ley a la participación pública y acceso a la justicia en materia de medio ambiente, según la Ley 27/2006 de 18 de julio; competencias y atribuciones que deben realizar y fomentar nuestras administraciones públicas para el ejercicio de una verdadera democracia en nuestro sistema político.

De esta forma, las personas que participamos en este movimiento social, dedicándole tiempo, energías y medios propios de manera voluntaria y altruista, asumimos esta lucha como un compromiso y una responsabilidad personal por la defensa del bien común: nuestro patrimonio histórico y natural, que será el legado que dejaremos a nuestros hijos, a las próximas generaciones, recuperando y dándole el verdadero sentido a lo que significa la política: un instrumento por y para el pueblo, donde todos debemos de participar  para diseñar y transformar el mundo que queremos.

Por todo ello, hago un llamamiento a nuestros gobernantes a la coherencia, decencia y humanidad para salir de esta crisis de una manera organizada y colectiva, sin que tengamos que poner en riesgo nuestro futuro o el de los que vendrán, porque todos estamos en el mismo barco, y se nos hunde de tantas ansias de carga y agujeros realizados.

En estos tiempos convulsos y extraordinarios que estamos viviendo, se hace necesario más que nunca encontrar soluciones de manera dialogada, transparente y fomentando la participación de todos los sectores de la población implicados para encontrar nuevas fórmulas alternativas  que no nos lleven al mismo modelo económico imperante durante los años de la burbuja especulativa que condujo a España a la crisis de 2008.

En Arcos, concretamente, tenemos el campo de golf y la central térmica como ejemplos de megaproyectos que llevan asociados grandes impactos en el territorio, quedando sobradamente demostrado que no aportan riqueza ni empleo local (Ver artículo publicado el 26 de mayo en ‘La voz de Cádiz’: “Barbate, Sanlúcar y Arcos, entre los 10 municipios más pobres de España”).

¿Cómo es posible que después de todas las evidencias científicas que ponen de manifiesto la estrecha relación entre la destrucción de hábitats, ecosistemas y biodiversidad (extinción de especies), con la aparición y propagación de virus y otros organismos, incluyendo determinadas plagas, se sigan aprobando proyectos insostenibles con impactos irreparables en el entorno natural y, por consiguiente, en la salud de los habitantes del lugar? Ahí está la contaminación atmosférica, disminuyendo la calidad del aire, generando enfermedades y patologías respiratorias; el uso de los recursos hídricos, siendo una zona asolada por períodos de sequía acusados; la generación de vertidos, residuos tóxicos, deforestación, además de los impactos paisajístico y acústico.

¿Cómo queremos promover una actividad turística que genere economía y empleo local si estamos destruyendo los principales valores ecológicos y naturales que atraen a los turistas a nuestros pueblos blancos?

Existen otras alternativas para salir de esta crisis y reactivar la actividad económica: a grandes males, grandes remedios. Pero debemos partir de crear alianzas y redes de cooperación de manera colectiva; es decir, promover un marco político y social donde prime el diálogo, la participación ciudadana efectiva y se fortalezcan los mecanismos democráticos para que se tomen decisiones más justas y solidarias sobre las problemáticas que nos afectan. Al fin y al cabo, constituye la verdadera expresión de un sistema democrático, donde se supone que nos encontramos.

Busquemos racionalizar nuestra economía respetando nuestro medio ambiente, lograr un equilibrio entre la creación de puestos de trabajo en nuestro pueblo y la conservación de nuestro medio natural. Con proyectos que fomenten la explotación responsable y sostenible de nuestra tierra, como son la agricultura ecológica y la permacultura, adaptándonos a los nuevos tiempos con ideas innovadoras que nos conduzcan a un nuevo modelo turístico activo,  ecológico y cultural donde se revaloricen nuestros productos artesanales y patrimonio histórico como símbolo de nuestra riqueza cultural.

Es preciso apostar por centros de educación y sensibilización ambiental, de interpretación de la naturaleza, dando a conocer toda nuestra biodiversidad y valores ecológicos para que sirvan de reclamo a los visitantes, al mismo tiempo que se protegen y conservan, impulsar nuevas formas de ocio y tiempo libre entre los jóvenes, más respetuosas con el medio ambiente. Como ejemplo, las rutas ciclistas, actividades deportivas náuticas, huertos infantiles, la creación de albergues, campamentos para senderistas y montañistas que buscan nuestras sierras para desarrollar sus actividades, e incluso recuperar el camping de Arcos como espacio de alojamiento que complemente una oferta turística de bajo impacto ambiental, ecológica, sostenible y generadora de empleo.

Lo que le hacemos al planeta nos lo hacemos a nosotros mismos, a nuestra casa, algo que se ha puesto de manifiesto en esta crisis sanitaria, económica, social y ambiental. Debemos de ser conscientes de esto para cambiar nuestro estilo de vida y hábitos de consumo y producción, dejando atrás la lógica capitalista del “todo vale por un puñado de euros”, porque se nos va la vida en ello. Y sobre todo, porque las decisiones y  acciones que tomemos en el presente dejarán una huella imborrable en el futuro, en la calidad de vida y salud de los habitantes del mañana. Creo que merecen ser tenidos en cuenta y que actuemos con compromiso y responsabilidad.

¿De qué sirve tener o generar dinero si no tenemos vida y salud para disfrutarlo?

“Con la dignidad no se come, pero un pueblo sin dignidad se pone de rodillas y termina sin comida”.
(Julio Anguita)

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