Uno de los mayores aliados de Chávez, el presidente boliviano, Evo Morales, reiteró ayer su rechazo al acuerdo para que militares estadounidenses utilicen bases colombianas en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, pero discrepó con la idea de oponerse al mismo con las armas.
“Aquí tiene que librarse una lucha democrática” para derrotar a quienes quieren convertir a Colombia “en una base norteamericana”, dijo en Cochabamba (centro de Bolivia).
Morales se mostró en desacuerdo con “otra clase de luchas”, en una aparente alusión al llamamiento a “prepararse para la guerra” hecho este fin de semana por Chávez a militares y civiles de su país, aunque manifestó que “es obligación de cualquier presidente defender su dignidad, su soberanía y su territorio”.
El mandatario boliviano anunció que convocará a una reunión de emergencia de los presidentes y organizaciones sociales de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Uno de esos gobernantes, el de Nicaragua, Daniel Ortega, ya respaldó el domingo a Chávez en su conflicto con Colombia. Instó a los latinoamericanos a luchar unidos “para que desaparezcan de América Latina y el Caribe, de una vez y para siempre y no se sigan multiplicando las bases militares que atentan contra la soberanía, la integridad y la paz”.
El viceministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Francisco Javier Arias, señaló ayer que el culpable de esta situación entre su país y Colombia es el presidente Álvaro Uribe, quien metió “un elefante (EEUU) en una cristalería”, dijo. “Es bien importante que pensemos que no es una guerra que promueve Venezuela, sino Colombia”, subrayó.