El tiempo en: Aljarafe
Miércoles 20/11/2024
 

Provincia de Granada

Un año de cárcel por maltrato a galgos que mantenía hacinados y entre heces

En unos cercados de la pedanía de Olivares, en el municipio granadino de Moclín

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
  • La sede del TSJA y de la Audiencia de Granada. -

La Audiencia de Granada ha confirmado la condena a un año de prisión contra el hombre juzgado por maltrato continuado a un grupo de galgos de caza, a los que mantuvo hacinados y entre excrementos en unos cercados de la pedanía de Olivares, en el municipio granadino de Moclín.

La sentencia de la Sección Primera, a la que ha tenido acceso Efe este miércoles, confirma además la inhabilitación durante tres años del condenado para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales o para la tenencia o posesión de todo tipo de animales.

No obstante, el fallo, que estima en parte el recurso de apelación del procesado, revoca y deja sin efecto el pronunciamiento condenatorio del Juzgado de lo Penal 1, que fijó en 2.234 euros la cantidad con la que debía indemnizar a la asociación "Solidarias con los animales", que ejerció en ese caso la acusación popular.

La Audiencia de Granada ha aceptado los hechos que ya se declararon probados en la sentencia anterior y, analizados los motivos alegados por la defensa del acusado, ha estimado que su recurso ha de prosperar tan solo en parte, en materia de responsabilidad civil.

Según el tribunal, la pena impuesta aparece "razonablemente individualizada" teniendo en cuenta que efectivamente se ha probado un delito continuado, el número de animales (17) maltratados y el resto de circunstancias concurrentes y declaradas probadas.

Los hechos tuvieron lugar en 2018, cuando el acusado era propietario de varios perros de caza y raza galgo y, consciente de que menoscababa la salud de los animales, los mantenía hacinados en dos cercados ubicados en la localidad de Olivares.

En total había 17 animales, distribuidos en dos dependencias, una de ellas de unos cuatro metros cuadrados, donde había seis, sin separación entre ellos para evitar peleas o que unos se apropiaran de la comida de otros, sin agua ni comederos adecuados.

Debían comer envueltos en sus propios excrementos y orines lo que motivaba que su aspecto fuera de gran delgadez por el hambre, sin desparasitar, lo que provocaba una abundante parasitación de parásitos internos y externos como pulgas y garrapatas en todos ellos.

Tampoco había limpieza de heces y orines, lo que les provocaba enfermedades micóticas y heridas crónicas en la piel, hasta el momento en que fueron retirados por la Asociación Solidaria con los animales el 5 de marzo de 2018.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN