La Policía Nacional de Granada ha detenido por otro robo a la mujer de 54 años que sustrajo joyas valoradas en más de 50.000 euros al matrimonio de ancianos al que cuidaba como empleada del hogar residente, hechos por los que ya fue detenida el mes pasado.
En esta ocasión sería la presunta autora de la sustracción de varias joyas, que no llegó a denunciarse y que tuvo lugar en septiembre de 2018, cuando trabajaba en el domicilio de una mujer impedida que vivía sola. La recuperación de las alhajas no ha sido posible debido al tiempo transcurrido desde la venta detectada por los policías de la Comisaría de Distrito Centro.
El mes pasado, tras recibir una denuncia, los investigadores la detuvieron por robas las citadas joyas al matrimonio de ancianos al que cuidaba desde hacía ocho meses y con el que convivía como interna.
Los policías han continuado con las pesquisas cuyo resultado ha sido la localización de un establecimiento de compraventa de oro situado en Granada en el que la misma empleada habría vendido joyas diferentes en 2018, cuya propietaria también ha sido localizada.
Según consta en las actuaciones, la detenida trabajó entre febrero y noviembre de 2018 en otro domicilio donde asistía a una mujer que se encontraba imposibilitada para residir sola.
Un día concreto acudió una ambulancia hasta esta vivienda para trasladar a la anciana al hospital, motivo por el que su hija depositó sobre una mesita de la entrada un reloj de oro, una alianza y un par de pendientes también de oro y perlas cultivadas que portaba su madre.
Ese mismo día desaparecieron, pero la familia no denunció al no tener certeza de la autoría.
Las gestiones practicadas por la Policía Nacional han llevado a esclarecer el hurto de estas otras joyas que no han podido recuperarse debido al tiempo transcurrido desde su venta y a la detención de la presunta autora que tuvo lugar el pasado día 2 en su domicilio, lugar hasta donde se desplazaron nuevamente los agentes.
La confianza que las familias depositaron en la arrestada, que ya ha pasado a disposición judicial, debió ser tal que en el primer caso la familia sospechó de una empleada anterior y no de ella y en el segundo caso no llegó a denunciar la sustracción.
