Una segunda oportunidad. Alicia, Ana, Humberto y Julia coinciden en que la vida les ha cambiado gracias al programa de permuta de viviendas del Ayuntamiento de Sevilla. Este programa de Emvisesa supone comprar pisos que se han convertido en cárceles para sus dueños y ofrecerles una vivienda pública en alquiler. Esos inmuebles adquiridos pasan a formar parte del parque público de vivienda y son asignados a familias en situación de vulnerabilidad extrema.
Ana y Alicia, que viven de la pensión no contributiva que percibe la primera por su minusvalía (poco más de 400 euros al mes), estaban en una situación límite. Vivían con su hijo en un piso de alquiler en la Macarena en el que no había luz natural y que estaba lleno de humedades y bichos. De las tres habitaciones que tenían, tan sólo podían usar una. El casero les estuvo presionando durante años para que se marcharan. El programa de permuta de viviendas que conocieron por los servicios sociales fue la tabla de salvación que necesitaban.
“Este piso nos ha dado una segunda oportunidad. Las condiciones en las que vivíamos eran infrahumanas”, recuerda Ana, que reconoce que cuando abrió en septiembre de 2019 las puertas de su nueva vivienda de alquiler “no me puse a llorar por vergüenza”. “Cuando nos dijeron que teníamos esta posibilidad, dije que sí sin verlo. Pensé: no puede ser peor de lo que tenemos”, recuerda este matrimonio, que enseña con orgullo el hogar que han formado.
El piso que tienen ahora Ana y Alicia fue adquirido por Emvisesa a una familia para la que vivir en un cuarto sin ascensor se convirtió en una cárcel. El Ayuntamiento les adquirió su vivienda y les buscó una en alquiler que reuniera los requisitos que ellos necesitaban, que no sólo son de espacio y accesibilidad. Ubicar cerca de las redes sociales es casi tan importante como las condiciones materiales de la nueva vivienda.
El gerente de Emvisesa, Felipe Castro, resalta, de hecho, el “trabajo exhaustivo” que los servicios municipales hacen con cada una de las familias. “Al final, los hijos son claves”, resalta, para que los más mayores decidan abandonar la vivienda en la que han formado una familia.
Cuando nació el hijo de Humberto y Julia ambos supieron que no podían seguir viviendo en el piso que tenían en Los Pajaritos. Con una discapacidad del 80%, José Humberto requiere un aseo especial y espacios amplios para poder mover la silla en la que permanece sentado. Hasta que Julia no fue a Emvisesa a plantear su caso, su familia estuvo viviendo en el piso de una hija de su marido. En agosto del año pasado, la vida les ofreció una nueva oportunidad. “Esto cambia la vida”, afirma Julia, que presume de su nuevo barrio (Sevilla Este), “muy familiar” y con zonas comunes de esparcimiento para pasear con José Humberto.
Emvisesa ha invertido hasta la fecha 600.000 euros en este programa de permutas, con el que ha conseguido incrementar el parque municipal de alquiler, hasta alcanzar ya las 2.800 viviendas (400 más desde 2015). Hasta el momento, han sido doce las familias que han conseguido salir de sus pisos cárceles. Hay otras diez en trámite y dos asignadas. En total, serán 24 en los próximos meses.
“El que prueba este programa lo da a conocer entre sus allegados y conocidos. Eso es lo que pretendemos: que la gente lo conozca. No hay lista de espera”, apostilla Castro, para el que este programa es el mejor ejemplo de lo que significa la micropolítica: “Es una oportunidad para quien vive en un piso cárcel y no puede hacer una vida normal”.
Ana, Alicia, Humberto y Julia dan fe de ello y cuentan su experiencia para que todo aquel que viva en un piso trampa sepa que hay opciones para dejar de vivir enjaulado.
9,2 millones para compra de pisos
Emvisesa dispone de 9,2 millones en el presupuesto de 2021 para comprar viviendas, recuerda Felipe Castro, gerente de Emvisesa.
La empresa de vivienda de Sevilla anima a los inquilinos que vivan en pisos cárceles a preguntar por este programa.
Emvisesa y la política de alquiler
Emvisesa lleva desde 2015 volcada en lograr incrementar el parque municipal de viviendas en alquiler para poder dar respuesta a una demanda cada vez mayor por parte de los usuarios ante un mercado con precios desorbitados.