Bono, que clausuró el X Congreso de Escuelas Católicas en Toledo, manifestó ante los medios de comunicación la “tristeza” que le han causado la posición de la Conferencia Episcopal de negar la comunión a los católicos que den su voto al proyecto de ley del aborto a no ser que, además de confesarse, manifiestan públicamente su arrepentimiento.
“No puedo dejar de ver la imagen de Pinochet comulgando y a mí me califican de pecador público”, aseguró el presidente del Congreso, quien también dijo haber recibido la solidaridad de muchos religiosos de la “Iglesia en la que quiero seguir estando”.
Bono pidió reflexión a los obispos y que no le condenen por ser socialista, “no vaya a ser que si yo no fuera socialista, aunque hubiera actuado del mismo modo, no me hubieran condenado”.
Así, lamentó no haber oído a los que ahora le “condenan”, hacer lo mismo en los ocho años de gobierno del PP, cuando se aplicó una “ley del aborto que es mucho peor que la que ahora puede aprobarse y que ha consentido más de 115.000 abortos cada año”.
Añadió que, pese a lo que le “duele” y “entristece” la posición de la Conferencia Episcopal, tiene “la conciencia tranquila”.
Antes, en su intervención en el Congreso, se Bono se refirió a este asunto sin citarlo y, tras comentar que lleva 40 años “intentando tender puentes” entre “los muros” que aún existen entre quienes creen que “todo progreso ha de venir necesariamente regalado por Dios y los que creen que los cielos son aliados del retroceso y de la marginación”.