El inicio de esta colección de libros ilustrados fue posible gracias a una donación de una decena de volúmenes por parte de Christine Ruiz-Picasso, nuera del artista, en 1992, cuando se celebró en Málaga la exposición Picasso clásico, recordó ayer en rueda de prensa la directora de la Fundación, Lourdes Moreno.
Esa “sorpresa enorme” y “emocionante gesto” hizo que esta institución comenzara entonces a plantearse acrecentar su colección de libros ilustrados.
Previamente, en 1989, se había producido otra donación, en ese caso por parte de Marina Picasso, nieta del creador, y a medio camino entre el grabado y el libro ilustrado, al tratarse de la carpeta Sueño y mentira de Franco, de 1937, en la que el malagueño criticaba al dictador.
Se trata de una colección “realmente importante” que da testimonio “de la relación de Picasso con la ilustración de libros y es un reflejo de su vida y de su acto creador”.
También están representadas casi todas las facetas de su arte y su contacto con André Breton, Paul Éluard, Salvador Dalí, Giorgio de Chirico, Man Ray o Alberto Giacometti, entre otros. Los 43 libros de la colección que sigue “estudiando el mercado” para conocer las posibilidades de ampliar sus fondos en este terreno, recogen un total de 470 grabados.
De estos, 210 son litografías, 76 aguafuertes, 67 de técnica mixta de aguafuerte y aguatinta, 70 al buril, doce a la punta seca, diez al aguatinta, uno es una fototipia y los veinticuatro restantes son grabados realizados con distintas técnicas, explicó Moreno.