Ni rugby, ni beisbol, ni fútbol americano, ni ciclismo, ni tenis, ni motociclismo, ni automovilismo, ni baloncesto…el deporte rey, en frase tan manida como cierta, es el fútbol o balompié. Mientras que Díaz Ayuso apuesta por pan y toros -quiere celebrar una corrida en la Monumental de Las Ventas, con público, el 2 de mayo, como cierre de la campaña electoral - Florentino Pérez -con el apoyo de Real Madrid, FC Barcelona, Atlético de Madrid, Liverpool, Milan, Arsenal , Chelsea , Inter de Milan, Juventus , Manchester City, Manchester United y el Tottenham- quiere una Superliga, pan y fútbol. La pérdida de ingresos de los clubs a causa de la prolongada pandemia está entre las razones de la iniciativa de “panem et circenses”, en plan mayúsculo. La otra, lo que ven en las rentables ligas profesionales americanas.
Rubiales, presidente de la Federación Española, y Tebas, presidente de la Liga Profesional, enemigos declarados hasta ayer, con la UEFA y la mayoría de las ligas europeas se han puesto absolutamente en contra. No es el amor al fútbol lo que mueve a unos y otros, ¡Es el dinero, estúpidos! lo que mueve el sí y el no a la Superliga. Unos hablan de engrandecer el fútbol y otros de la solidaridad, pero la raíz del asunto está en el reparto de los enormes beneficios que genera un deporte que mueve miles de millones de euros y de espectadores. Y que pueden aumentar.
La política no podía faltar a la cita y el premier británico, Boris Johnson, y el presidente francés, Emmanuel Macron, han puesto el grito en el cielo, también la UE, mientras que Pedro Sánchez calla y su ministro de Cultura y Deporte llama a la conciliación entre las partes en litigio como mejor solución. El alto el fuego se antoja más que complicado. Son actividades privadas, negocios privados que dan brillo y palco a los poderes públicos y, normalmente, están bien tratados impositivamente.
La amenaza de la la FIFA (Internacional) y la UEFA (Europa) contra la Superliga, haciendo la advertencia de que que todo aquel que jugara competiciones no amparadas por UEFA quedaría excluido de sus torneos tiene un doble sentido. Tampoco un Mundial o una Eurocopa sin las estrellas de los 15 ó 20 clubs galácticos del mundo tendría el mismo brillo sin ellos. Es un tiro en el pie de la propia organización futbolística.